Educación. Enseñanza. Aprendizaje
Nuestro idioma, el español, dispone de tres maravillosos vocablos cada uno de ellos asociado a un concepto completamente diferente de los otros dos si bien, desde luego los tres conceptos están interrelacionados.
En los tiempos que corren de diálogo de sordos y palabrerío hueco sin voluntad de entendimiento, estos tres conceptos parece que han llegado a con-fundirse en uno solo, dando como resultado un verdadero galimatías social.
Si vamos a seguir hablando, que tal y como están las cosas, no tengo muy claro que resulte conveniente; deberíamos como mínimo llegar a un acuerdo acerca de ciertas definiciones y esforzarnos en elegir para cada ocasión el vocablo justo que señala de qué estamos hablando.
Por eso voy a dedicar este artículo a reflexionar acerca del significado de cada uno de estos tres poderosos vocablos con la esperanza de aportar cierta voluntad de recuperarlos y de hacer correcto uso de ellos dado que los tres verbalizan conceptos absolutamente esenciales de cara a la gestión de nuestro actual momento de encrucijada evolutiva como especie.
CONCEPTOS QUE EXIGEN SER DEFINIDOS Y UTILIZADOS CON CLARIDAD Y RIGOR.
Antes de entrar en materia con estos tres conceptos me gustaría aclarar por qué los considero tan relevantes y por qué resulta tan imprescindible volver a distinguirlos entre sí.
Las comunidades humanas desde el principio de los tiempos, han manifestado la habilidad de transferir de generación en generación sus hábitos, su forma de comunicar, sus tradiciones, sus creencias y sus reglas y el conjunto de esa base de patrones comunes a los miembros de cada comunidad es lo que la distingue de otras y lo que hace que cuando algún miembro de dicha comunidad la abandona para tratar de integrarse en otra, dicho individuo necesite pasar por un proceso de adaptación al nuevo entorno y los patrones divergentes del mismo, obligándose a una natural re-educación.
En realidad, la base de información que cada entorno humano transmite y transfiere a quienes interaccionan con él es el resultado del trabajo de dicha comunidad, generación tras generación tratando de evolucionar adaptándose a las circunstancias (continuamente cambiantes) de su entorno natural, geográfico y económico con el fin de expresar el proceso de sus propios desarrollo evolutivo y crecimiento natural.
En esto no nos diferenciamos mucho del resto de especies animales.
Cada nueva generación es guiada por las precedentes para adaptarse al entorno e impregnarse de la base de conocimientos, habilidades, tendencias y creencias preexistentes.
Lo que nos diferencia del resto de las especies es que apenas tenemos desarrollada la capacidad de comunicación no verbal, que estamos capacitados para conceptualizar y para dudar, que llenamos con creencias nuestras dudas y que necesitamos el lenguaje para intercambiar información, ideas y percepciones.
El lenguaje es, desde mi punto de vista lo que mas nos aleja del resto de las especies.
Cada lenguaje es un código lógico estructurado sobre una base gramática que permite enlazar conceptos y expresar la percepción de la Realidad, en base a los mismos.
Quienes hablamos varios idiomas sabemos perfectamente que cada idioma posee ciertos vocablos referidos a conceptos inexistentes en otras lenguas (pueblos que nunca encontraron necesario verbalizar aquello a lo que otros sí pusieron un nombre) o expresiones y palabras que resultan muy difícilmente traducibles.
Cada idioma es un código de ordenación e interpretación de la realidad y ese código que nos es transferido desde que nacemos a través de sonidos y gestos y que vamos de forma natural desencriptando y aprendiendo a utilizar, es la base desde la cual vamos a expresar, comunicar e interpretar todo lo que nos va educando, todo lo que nos va amaestrando para que seamos capaces de formar parte de nuestra tribu, de nuestra comunidad, de nuestro barrio, nuestra ciudad y nuestro país.
También hay que señalar que existen numerosos países bilingües y hasta multilingües y que, hoy por hoy, los procesos migratorios naturales y forzosos que nos preceden, están dado lugar a poblaciones multilingües en casi todas partes, conviviendo bajo la PAUTA BIO-MENTAL que proporciona el lenguaje original de los anfitriones que los foráneos, normalmente, se ven obligados por su propio interés a respetar como prioritarias, adquirir progresivamente e integrar en todo lo posible.
ADAPTARSE AL MEDIO.
Siempre adaptarse a cada nuevo entorno y situación es lo que en realidad nos educa o más bien nos obliga a nuestra continua re-educación. Cuanto mayor sea el salto cultural, de paisaje o de convención social, mayor será el esfuerzo de adaptación y más rico el resultado educativo, o re-educativo.
Lamentablemente, el concepto Educación es el que se está utilizando con mayor descuido y el que justamente requiere mayor cuidado y claridad.
La Educación es lo que nos ocurre al mezclarnos.
El vocablo podría perfectamente ser substituido por CONVIVENCIA. Imaginemos que los actuales debates sobre educación se llamasen debates acerca de la convivencia o que el ministerio a cargo de la educación se ocupara de facilitar la base para una convivencia amable y disfrutable además de saludable.
Muy al contrario:
Se utiliza "educación" para hablar de los modales.
Se utiliza educación para hablar de los modelos de instrucción, adiestramiento y enseñanza.
Se utiliza educación para hablar de la manera en que los padres tratan a sus hijos, por ejemplo, ignorando la importancia de la forma en que los hijos perciben a sus propios padres o en que los niños escuchan hablar y expresarse a los que les rodean desde el mismo momento en que llegan a la vida.
Se olvida que la educación existe incluso en las especies animales carentes de lenguaje.
Se obvia que los humanos se han educado desde que existen para convivir entre sí y para adaptarse al entorno que les proporciona su marco cotidiano de convivencia.
Se genera la idea de que la educación es algo restringido a las escuelas y, como mucho, también al ámbito privado de cada hogar.
ERRORES. GRAVES ERRORES.
Se habla de la Educación como si fuese una tarea a cargo de los profesionales de la docencia, o de responsabilidad exclusiva de los progenitores, o una cuestión a decidir por políticos, eruditos o intelectuales.
Se olvida que todas las personas estamos intrínsecamente capacitadas para facilitar el aprendizaje de otros y transferir de forma didáctica nuestra base de conocimientos. Esto ocurre humanamente, al margen de que no todos elegimos cualificarnos académicamente de forma específica para hacer de esta habilidad una profesión, ni todos contamos con la misma facilidad para comunicar, intercambiar o transferir lo que hemos ido siendo capaces de aprender, entender y comprender.
Y dia a día, los titulares y hasta las entrevistas serias a reputados pensadores, nos demuestran que en muchas ocasiones ni siquiera los profesionales de la Enseñanza o lo que es lo mismo, los responsables de facilitar para otros el aprendizaje, distinguen con claridad lo que es Educación de lo que es Enseñanza y lo que es Aprendizaje y, claro, los pobres se vuelven locos al verse convertidos en los chivos expiatorios de todos lo demás en su búsqueda de culpables a los que imputar el hecho probado de que no estamos consiguiendo re-educarnos en pos de la adaptación al medio en que vivimos, ni a las circunstancias particulares que constituyen el marco de reto evolutivo de nuestro siglo.
Necesitamos culpables que nos permitan ignorar nuestra propia cuota de co-responsabilidad en el asunto.
Es una gran ventaja echar la culpa a nuestros equipos de profesionales de la docencia y es sorprendente y preocupante que ellos no estén sabiendo ayudarnos a entender el verdadero concepto escondido en esta palabra y la necesidad de dejar de confundir su desempeño como profesionales con nuestro comportamiento como humanos.
Nuestro nivel generalizado de confusión es sencillamente dramático, peligroso, insostenible.
Nuestro truco infantil de llamar Educacion a la Enseñanza, nos permite a todos los no profesionales de la Enseñanza, inhibirnos de nuestra propia tarea y responsabilidad personal como educadores y educandos.
La auto-re-educación continua es un trabajo que cada uno ha de hacer por sí mismo y para el que absolutamente nadie puede reemplazarnos ni substituirnos.
En la absurda asunción de la educación como cosa de los equipos docentes y sus metodologías de trabajo, esos mismos equipos han llegado a creer que están de verdad al frente de la educación y olvidan que antes que nada, como todos los demás, su responsabilidad es su propia autoeducación y re-educación como humanos y ciudadanos, al margen de sus asuntos referidos al desempeño profesional.
Para colmo, la necesidad de justificar las causas de supuesto fracaso del colectivo de docentes profesionales supuestamente, al frente de la educación del total de la sociedad, ha dado lugar a una colección absurda de teorías que tratan de explicar las causas de algo que en realidad ni siquiera está ocurriendo.
El fracaso colectivo en la adaptación al medio y en la convivencia respetuosa, saludable y enriquecedora que sería deseable, es lógico y natural si tenemos en cuenta que en realidad la mayoría de nosotros vivimos absolutamente inconscientes de tener algo que ver con el posible éxito.
¿EN BASE A QUÉ DEMUESTRA UNA PERSONA SU NIVEL DE EDUCACIÓN?
En otras palabras, ¿cuándo podemos considerar que una persona posee un elevado grado de educación?
Mi respuesta a esta pregunta es clara: Es más educado quien mejor y más fácil se adapta a mayor cantidad de entornos socioculturales, intelectuales y naturales.
¿Por qué sabemos que esa persona es más educada que las que se adaptan peor o con menor facilidad? Porque lo que permite adaptarse fácilmente es haber previamente convivido con diversidad de patrones lingüísticos, culturales, intelectuales y naturales de manera que se va haciendo cada vez más resiliente y consiguiendo tolerar sin especial esfuerzo los cambios de entorno referencial.
O sea, cuanto mayor es el grado de educación de la persona, mayor es su capacidad de adaptación al entorno donde sea que se encuentra y menor es el esfuerzo que esa persona debe hacer para sentirse cómoda bajo patrones divergentes de los que le son familiares, conocidos o cotidianos.
Esto nos conduce claramente a saber que la Socioeducación para la Biodiversidad sería la clave para adaptar nuestro modo de vida a las actuales exigencias geo-biológicas, pero valorar esta conclusión bien merecería otro artículo por lo que no vamos a tratar de hacerlo en este.
En lugar de eso, voy a tratar de definir con claridad los términos Enseñanza y Aprendizaje.
Para empezar, yo diría que la Enseñanza es la habilidad y el arte de facilitar a otros el Aprendizaje.
Según esta definición, nuestro actual modelo de adiestramiento e instrucción, es una herramienta que dificulta enormemente el potencial de Enseñanza que podrían ofrecer el colectivo de profesionales a los que pagamos para garantizar la transferencia de la base de conocimientos que nuestros gobiernos consideran imprescindibles para asegurar el adoctrinamiento de las nuevas generaciones de cara a la perpetuación de lo que sea lo habitual.
Nuestras escuelas están sometidas a contenidos y metodologías que en muchos casos, castran la capacidad natural de aprendizaje de los alumnos y en muchos más desprecian y hasta limitan el más valioso de los tesoros que las personas tenemos para evolucionar, prosperar y progresar: LA CURIOSIDAD.
Si a eso le sumamos que los niños aprenden por obligación y casi nunca por deseo propio o por necesidad, nos encontramos con que estos esforzados profesionales están tratando de desempeñar su tarea en ausencia de los que serían sus mejores aliados naturales.
Y por último, abordemos el más complejo de los tres conceptos, el Aprendizaje.
¿Qué es el aprendizaje?
¿Aprenden los animales?
Sí.
Por tanto, no está estrictamente ligado al lenguaje.
¿Ocurre de forma natural?
Sí.
Por tanto, no está estrictamente ligado a la Enseñanza.
¿Puede ser inducido contra la voluntad del aprendiz?
Sí.
Por tanto, está ligado a las circunstancias externas más allá de las voluntades internas.
En base a estos tres postulados, yo diría que resulta necesario distinguir el aprendizaje inducido del aprendizaje natural.
El aprendizaje natural es el que nos ocurre por el simple hecho de estar vivos. Vamos experimentando la Vida y vamos adquiriendo las habilidades que nos permiten preservar nuestra propia supervivencia.
En base a esto, si no fuera por la ingente dosis de aprendizajes forzosos que se nos imponen desde la ignorancia que nos precede, estoy por asegurar que seríamos capaces de adaptarnos al medio y sus circunstancias de forma natural y sin especial esfuerzo.
Sin embargo, la imposición de enseñanzas provenientes de los convenios sociales que nos preceden, malogra la natural tendencia que cada generación tiene a encontrar las soluciones a sus propias circunstancias, problemas y retos.
En definitiva, si quisiéramos permitir que nuestra inteligencia natural aprendiera libremente, deberíamos invertir el modelo de enseñanza actual.
O sea, deberíamos acompañar a cada nueva generación en la guianza de las que la preceden, ejerciendo los adultos el papel de mentores y tutores pero nunca el de maestros de sus niños y jóvenes.
No estoy diciendo nada nuevo, todos los grandes sabios de la Historia Humana han declarado que los niños son los mejores maestros posibles.
La ignorancia de nuestra propia ignorancia es lo que nos lleva a presumirnos suficientemente sabios como para creer que podremos enseñar a nuestros pequeños mejor de lo que ellos mismos aprenden.
Si tomáramos consciencia de lo imperfecto e insostenible de nuestros actuales modos de convivencia entre nosotros y con el entorno, si quisiéramos realmente corregir nuestra actual inercia autodestructiva, deberíamos ofrecernos humildemente como cuidadores y protectores de nuestros sucesores, poner a su disposición toda nuestra base de conocimiento y dejar que su natural instinto para sobrevivir nos rescatara de nuestra recalcitrante tendencia al suicidio colectivo.
Entretanto, si al menos comenzamos por distinguir claramente estos tres conceptos y comprometernos a utilizarlos con absoluta seriedad y rigor, quizás nuestra natural inteligencia salga de su actual estado de confusión y el deseo de facilitar el progreso y la continuidad de nuestros continuadores, nos ayude a salir de la inconsciencia de nuestra propia inconsciencia.
Brindo por ello y espero que la Madre Tierra tenga la paciencia de esperar a que lo consigamos antes de declararnos definitivamente inadaptables.