El maestro de la sociología empírica Paul F. Lazarsfeld subrayó que la operacionalización es la práctica más difícil para el sociólogo empírico. Su propia denominación nos es extraña. Al menos, en nuestro idioma. No existe en el diccionario y apunta a un lenguaje propio. Al exclusivo lenguaje de la investigación social empirica. Un lenguaje que, a la vez, tiene por función principal articular otros lenguajes.
La operacionalización es la práctica por la que los conceptos, traídos de la teoría, son transformados en variables, tras ser desagregados en sus posibles distintas dimensiones. Tiene su más extendida concreción en la encuesta con entrevistas con cuestionario estandarizado. En la mayor parte de los casos, puede decirse que su expresión última es la formulación de la pregunta. Integrando esta última actividad, se manifiesta especialmente como ese encuentro entre lenguajes.
Por un lado, encuentro entre el lenguaje de la teoría y el lenguaje del método. Hay que tener en cuenta que cada método tiene su propia lógica. Pero, sobre todo, el encuentro entre el lenguaje experto y el lenguaje de los legos, que, a su vez, es un lenguaje que tiende a la heterogeneidad en la mayor parte de los estudios. Como toda traducción, conlleva cierta traición. Es decir, el enorme reto para la operacionalización consiste en mantener el sentido que tiene el concepto en la teoría en el lenguaje lego.