En muchas ocasiones he visitado esta zona de la región, este territorio campestre de las cercanías de la ciudad de Madrid y en este caso concreto, con un fuerte vínculo urbanita anterior a la capital del estado, al pertenecer a un territorio con bastante más historia social urbana, Alcalá de Henares. Dentro de este territorio se encuentra el municipio de Loeches.
Es una villa con una gran trayectoria cultural de ahora y de hace muchos años, de hecho hasta el siglo XX conservó una serie de construcciones vinculadas al agua medicinal, de las que aún se conservan espacios y cultural popular.
Los elementos arquitectónicos más conocidos en la actualidad son sus monasterios, el Monasterio Chico y el Monasterio Grande, según son conocidos en la localidad.
El original, el Monasterio Chico, vinculado a las monjas Carmelitas y que hoy sigue en activo, viene del siglo XVI.
Estos terrenos fueron liberalizados de las manos del Emperador Carlos V para sufragar deudas de los miles de frentes abiertos que se libraban en aquellas épocas y comprados para la construcción del monasterio original.
Con el paso de los años el Conde Duque de Olivares compro varios terrenos aledaños al Monasterio Chico, y quiso llegar a un acuerdo con este para poder usarlo en sus asuntos espirituales, algo que no consiguió y decidió construir un monasterio que diera sombra al original, cercano a su palacio colindante.
Así en 1640 se inauguró el Monasterio de la Inmaculado Concepción vinculado a los Dominicanos y bajo el mecenazgo del valido de Felipe IV.
En estas instalaciones se almacenaron propiedades artísticas del Conde Duque y se convirtió en el panteón de descanso de la familia de Olivares.
El valido tuvo una hija que falleció sin llegar a edad adulta y este patrimonio paso a manos de los sobrinos del Conde Duque, Antonia y Luis. Ellos mantuvieron el patrimonio y lo utilizaron para sus fines existenciales y espirituales. Con el paso de los años un descendiente de estos emparentó con la familia Alba, aspecto que consiguió que a comienzos del siglo XX los Duques de Alba instalaran su panteón familiar en una construcción vinculada al monasterio.
Desde el siglo XVII este monasterio conservó obras pictóricas de diversos representantes artísticos europeos, como Rubens, Tizziano, Veronés, Bassano, Tintoretto y Miguel Ángel. Incluso el retablo mayor de la iglesia del monasterio estaba coronado por una Inmaculada de Rubens, lo que posiblemente lo convertía en uno de los espacios religiosos con mayor colección artística. Todas esas obras estuvieron en el Monasterio hasta el 12 de septiembre de 1809, en esa fecha, el general francés Sebastiani, dirigente de las tropas Napoleónicas en la comarca, venció a la oposición de los ciudadanos de Loeches y se apoderó de los cuadros, que posteriormente fueron vendidos al gobierno francés y a colecciones privadas de Inglaterra y Francia.
Durante la contienda civil, un grupo de personas pernoctó en la cripta del monasterio almacenando material, que algunos atribuyen a las cajas de las obras trasladas del Museo del Prado a Valencia, por el avance de las tropas nacionales hacia la ciudad de Madrid. De hecho en esta cripta se conservan aún dibujos de esos integrantes de la misión, pintaron en su noche de paso en el monasterio.
El convento de los Dominicos, el convento grande, estuvo en uso por monjas de clausura hasta el año 2012, debido a la elevada edad de las mismas, el convento cerró, y en el año 2020 la misma congregación lo ha habilitado gestionando un espacio para sin techo de la región, permitiendo el mantenimiento del espacio y su rehabilitación.