"Nada ni nadie", ya disponible en plataformas digitales. Así de conciso es el título del nuevo álbum de Quentin Gas. Un LP que es también toda una declaración de principios: abrazando los sonidos urban y las melodías neo soul, el ex Zíngaro se sacude etiquetas y se aleja radicalmente de aquella "Caravana" que abrió los caminos del nuevo rock sureño y también de su periplo al frente de Los News.
Si algo nos ha sorprendido siempre de Quentin Gas ha sido su versatilidad. Esa facilidad pasmosa para ir cambiando de piel y revelando una nueva apariencia con cada paso profesional que ha dado.
Ahí nos quedan, para el recuerdo, sus años al frente de Los News, uno de los combos de puritito rock'n'soul más endiablados que ha parido nuestra escena. Luego nos regalaría su periplo junto a Los Zíngaros, un período que nos legó tres trabajos consecutivos a cada cual más interesante: "Big Sur" (2016), "Caravana" (2017) y "Sinfonía Universal Cap. 02" (2018). Una trilogía en la que Quentin se zambullía del escarceo universal con el flamenco en la aventura de los álbumes conceptuales y salía sano y salvo de tal empeño. Tres discos, además, que sirvieron de bisagra en esa escena sureña tan presta a combinar géneros y estilos. Quentin Gas y Los Zíngaros protagonizaron un momento de indudable transición, en el que se recogía el testigo de Pony Bravo y se abrían las puertas por las que no tardarían en llegar Derby Motoreta's Burrito Kachimba, Califato 3/4 o Compro Oro, por citar solo tres ejemplos de ese noble arte de la fusión bien entendida.
Entre una y otra contienda, el sevillano tampoco abandonó nunca su vena más tradicional, acompañando a su familia por escenarios de medio mundo, con la aplaudida bailaora Concha Vargas, su madre, como estrella de la función. De casta le viene al galgo. La herencia flamenca siempre ha salpicado, de una u otra manera, la trayectoria de Quentin: bien en sus arrebatos sobre las tablas con Los News, puro poderío jondo trasladado al decorado rock; bien como inspiración constante en sus trabajos junto a Los Zíngaros, cruce (im)posible entre Lole & Manuel y Tame Impala.
Ahora, cuando pensábamos que iba a resultar complicado sorprendernos, Quentin Gas se saca de la manga el enésimo truco de (su) magia. "Nada ni nadie", que así se llama su nuevo disco en solitario, abre un inesperado sendero al andaluz. Abrazando los sonidos urban y en pleno flechazo romántico con el neo soul, Quentin Gas se sacude toda etiqueta y vuelve a aparecer ante nuestros ojos y oídos como un artista libre, al que no le gusta atarse a ningún género en concreto y que se siente cómodo probando suerte en todos.
Para este nuevo álbum, Quentin Gas se ha rodeado de la pericia como productor de Enzoleep, sevillano que ha publicado para sellos como Get Physical, Suruba X, Bla Bla o Cyclic, entre otros, además de impulsar dos discográficas propias como son Rewire Musik y ANOA Music. Aunque también ha contado en dos de las composiciones con el productor finlandés afincado en Sevilla Tero Heikkinen, conocido como Future Ark y también como miembro del dúo Kindata. Uno y otro son los responsables, junto al propio Quentin Gas, del característico sonido de este "Nada ni nadie", triple salto mortal del ex Zíngaro en su serpenteante trayectoria.
Antes de que "Nada ni nadie" se estrenara hoy en plataformas, hemos podido disfrutar de cuatro suculentos adelantos que nos han ido desvelando, con cuentagotas, la nueva identidad de Quentin Gas. Primero fue una inesperada versión de Junco, "Hola mi amor", que haría las delicias de un Sen Senra aparecido por arte de magia en el San Blas de los 80. Luego nos llegaría la sinuosa "Hype", casi un baladón neosoul, con esos sintes acariciando como flautas. No tardaría Quentin Gas en propinarnos otro directo a nuestros oídos: "Tyler", un homenaje explícito -como su propio título indicaba y algún que otro sample evidenciaba- a Tyler, the Creator. El propio Quentin no ha dudado un ápice en citar al californiano y a Frank Ocean como dos de las más fuertes influencias en este nuevo repertorio. Y cerraría el pack de adelantos "Ya no estoy por ti", "quizás el tema más soul", en palabras del artista, "de todo el disco".
Un disco que por fin podemos disfrutar de principio a fin, y que supone todo un alegato por la libertad artística, un sacude-etiquetas en toda regla: "Nada ni nadie puede decirme qué hacer", parece confesarnos Quentin Gas parafraseando el título de su nuevo larga duración. Ya lo cantaban Los Chichos: "Libre, libre quiero ser". Y nuestro Quentin lo cumple a rajatabla.
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