Criptomonedas al poder
Algunos me dirán que dado el origen del Bitcoin, era natural una profunda animadversión de los defensores de las criptos hacia la política, pero vamos, que la cosa realmente es mucho más compleja. Política y criptomonedas tiene un pasado anterior a Nakamoto, solo basta dar una mirada a la historia.
La dimensión política del Bitcoin y de las criptomonedas es impulsada por su usabilidad, indistintamente de quien lo utilice, afectando directamente las relaciones y distribución del poder dentro de la sociedad.
Lo cierto es que al principio de toda esta disrupción, la comunidad criptográfica juraba que todo el sistema financiero actual caería igual que un castillo de naipes. Se asumió como un hecho, de que las personas abrazarían masivamente su nuevo papel de convertirse en su propio banco. Simplificación, ignorancia, petulancia y un profundo desconocimiento de nuestro complejo sistema de pesos y contrapesos de poder. Aun algunos insisten, circunscriben erróneamente a la política y no terminar de aprender que no somos tan sencillos.
Sin lugar a dudas hay que hacer esfuerzos por un mundo muchísimo más equilibrado, inclusivo, de poder distribuido y descentralizado. Debemos quienes impulsamos esta evolución financiera, entender que la política y las criptomonedas van de la mano. Aprovechar las contradicciones actuales, abre alternativas y opciones que debemos explotar.
La Cripto economía tiene todo el potencial para generar finanzas globales profundamente inclusivas. Hechos tangibles y prácticos son necesarios para producir adopción que nos lleve a masificación. Es fundamental que los proyectos de las criptomonedas lo entiendan.
Es hora de poner los pies sobre la tierra, acoger con fuerza una nueva utopía cripto. Podemos avanzar entre la política y las criptomonedas, para potabilizar las expectativas y promesas de mayor libertad económica y financiera.
Un mundo en política
Bitcoin, Ethereum y el resto de las criptomonedas, como herramienta tecnológica carece de ropaje político. No tienen ideologías ni corrientes preferenciales, su intención de creación y su uso es lo que le confieren condiciones políticas.
Debemos asimilar que la disrupción de la Blockchain, tiene su base, en la creación e intercambio de valor de la era digital. Hemos pasado del internet de la información, a una intensa y posiblemente ramificada red, que posibilita una libertad financiera espectacular. No solo es un tema de dinero, unidad de cuenta o reserva de valor, es un cambio radical en nuestras relaciones.
Entiendo la política en su más amplio espectro, es inconcebible hablar de evolución humana y no avanzar en los términos que la afectan. La conceptualización de Wikipedia es la que se identifica más con lo que pienso: definen a la política “como toda actividad, arte, doctrina u opinión, cortesía o diplomacia; tendientes a la búsqueda, al ejercicio, a la modificación, al mantenimiento, a la preservación o a la desaparición del poder público”.
De tal forma que no existiría ámbito de relación humana, donde no esté presente la política. Las criptomonedas incluso, desde el nacimiento del Bitcoin, lo primero que hicieron fue hacer una declaración política. En el bloque génesis, la inicial transacción, fue aquel titular del New York Times del 3 de enero de 2009: «Canciller a punto de segundo rescate para los bancos».
Así hemos ido pasando del enfrentamiento frontal, el desconocimiento generalizado y la incertidumbre de muchos, hacia líneas impensadas hasta ahora. Ya no solo son los proyectos nacidos desde las entrañas originales, ahora se expanden más y más opciones cripto. Podemos decir sin lugar a dudas, que este año, es el año cero de la suma del mundo a las criptomonedas.
Las jugadas del poder central
Aparentemente muy pocos se pasearon por la posibilidad que las estructuras tradicionales, en lugar de enfrentar la disrupción de las criptomonedas, la asimilaran a su conveniencia. A un desdén inicial se abre ahora un temor confirmado. El ministro de Economía de Francia, a raíz del proyecto Libra, sostenía que “la soberanía monetaria de los Estados está en juego”. Basto la posibilidad de que miles millones de personas, tuviesen el poder real de usar una moneda privada para encender la alarma de muchos.
Lo interesante es que quien origina todo este revuelo, no es el bitcoin. Es una gigantesca corporación, que ha construido una estructura digital de miles de millones de datos personales. El argumento de fraude sobre las criptomonedas, ha pasado ahora a un proceso para regular, encauzar y poner esta herramienta a su servicio.
Por todos lados se profundizan las relaciones de la política y las criptomonedas. Desde Europa, el G7 anuncia que publicaran en octubre, un informe para avanzar hacia una regulación global. Intentan conciliar las posiciones oficiales frente a las criptomonedas. Es posible que estén dispuestos a ceder algunos gramos de poder, siempre y cuando este no afecte ni ponga en peligro su propia capacidad.
Así mismo, varios bancos centrales dan pasos en firme para tener su propio ecosistema. Experimentan con diferentes procesos, técnicas y herramientas para adaptar la cadena de bloques a sus intereses. El más adelantado es el chino, que no se quedó solamente en un aspecto. Procuran blindarse de la disrupción cripto, y en el camino aumentar el control con su “Sistema de Crédito Social”. Además de seguir su lucha comercial contra el dólar y en el camino, porque no, establecer un nuevo patrón de oro digital.
Vivimos la lucha de poderes, por el control del dinero.
La evolución no se detendrá
Bitcoin y las criptomonedas nacieron para un nuevo ejercicio del poder.
Un poder descentralizado, distribuido e independiente para las mayorías, para el colectivo. Pero no para una masa amorfa y sin rumbo, sino para individuos dentro de comunidades que actúen en su propia individualidad. Intercambiando valor sin intermediarios ni restricciones, y desarrollando su propia libertad financiera.
Entendamos que hablamos de las bases originales. La evolución del ecosistema, será quien nos indique el nivel en el que nos encontramos. Es evidente que ambos sistemas funcionaran en conjunto un tiempo, la influencia de la política y las criptomonedas cada vez será mucho más fuerte.
La historia nos demuestra que la evolución no se detendrá. Cómo será la distribución del poder luego de una disrupción, es otra cosa, el aprendizaje del pasado te puede dar el control del futuro. El presente es un espacio para poder desarrollar todo tu potencial y habilitar acciones prácticas. A las utopías hay que acompañarlas de hechos tangibles, de lo contrario solo serán sueños eternos.
El internet prometió ser un global y libre intercambio de información cuando nació. Reconociendo que cambio el mundo y la sociedad conocida en ese momento, pronto viejos poderes y varios nuevos, tomaron control de la red. Demostró una vez más, que la política no puedes desestimarla por encima de la tecnología.
Cometerían un gigantesco error las criptomonedas si creen que la libertad financiera está a la vuelta de la esquina. Es fundamental comprender como la propia tecnología otorga herramientas para distintas opciones.
No es un tema de gustos, ni de preferencias, hablamos de algo más básico, más común, más diario. El empoderamiento requiere de una formidable dosis de potabilidad.
Es necesario juntar a la política y las criptomonedas para que la evolución no se detenga.
Vías en construcción
Si vemos un poco hacia 2018, podremos confirmar como en menos de un año, el tema de las criptomonedas ha cambiado radicalmente. Hoy somos testigos como desde corporaciones globales, bancos privados y públicos, actores no financieros y gobiernos, están desarrollando proyectos relacionados con la blockchain y las criptomonedas.
En mis artículos y series hemos insistido que estamos en pleno proceso de construcción. No existen vías únicas, ni caminos cerrados, las opciones que se destaparon pueden llegar a rutas impensadas hasta ahora.
Precisamente, el internet de la información primero, y en estos momentos el internet del valor, demuestra cómo va esta evolución global. Hemos pasado en solo 30 años, de un mundo totalmente físico, a uno digital que apenas da sus pasos iniciales. La llave que abrió la blockchain, con las criptomonedas en el campo financiero, es la punta del iceberg que se viene.
La alternativa de procurar un mundo con un mayor equilibrio y distribución del poder, más allá de un cliché, requiere de cosas tangibles y hechos concretos. Reconducción y redistribución en un mayor número de actores y personas, pasa por una adopción del Bitcoin y de criptomonedas públicas, descentralizadas, de código abierto y de libre acceso. Tarea nada sencilla.
El tiempo nos va a ir descubriendo como se moverá esta evolución, que continuara el cambio global iniciado por internet. Aquí todos los caminos conducen a uno nuevo.
Es realmente impresionante lo que ha sucedido luego de 10 años del nacimiento del bitcoin. Una buena mezcla de la política y las criptomonedas, serán fundamentales para procurar cosas positivas para las mayorías. Estamos en plena navegación dentro de ambientes profundamente cambiantes, y donde muchísimas personas, pueden tener un papel destacado en esta disrupción.
Son buenas épocas para continuar la siembra, las cosechas lucen prometedoras, fuertes y abundantes.
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