Los medios de comunicación habituales, nos tienen acostumbrados a una categorización muy extendida, pero desde mi perspectiva bastante discrepante, ahora incluso la política se atreve a hacer uso de esa nomenclatura que también interesa a los financieros de Europa y a algunos desarrolladores de energías renovables, para mi esta etiqueta existe, claro esta, pero no corresponde con el ideario que nos quieren transmitir.
De algún modo considero que el acceso a espacios deprimidos, que realizan de las grades compañías de energía aunque sea renovables, es una forma de ocupación de un espacio, ya que para mi impresión se utiliza el territorio para suministrar energía a otros no cercanos.
La España vaciada es la cantidad de viviendas deshabitadas que existen disponibles en toda la geografía, mayormente en las almendras de las grandes ciudades, así que esos analistas de la España vaciada que se ocupen de las verdaderas intenciones de salvaguardar la moralidad.
Considero un elemento más indicado para identificar esta idea sociocultural, que se la denomine la España deprimida o deprimente, que según estan las cosas se puede generalizar a todos los territorios.
A veces pienso que el vacío es un espacio propenso a ser ocupado y llenarse, ¿Pero de qué?. Mi consideración es que ello lo determinan los que se preocupan de la causa, pero no de los efectos, y honestamente considero que ahí hay un aspecto clave para la mejora, en el que ninguno de esos "mejoristas" se atreven a profundizar, lo entiendo puede llegar a ser bastante complejo.
En este artículo de opinión, no de exposición de alternativas de solución, para ello ya existen perfiles que se deben responsabilizar de ello, quiero dejar reflejado mis ideas críticas con la situación actual y cómo en ocasiones se nos vende como una mejora, un elemento que no tiene tintes comunitarios.
Los que se dedican a mejorar, deberán actualizarse para la nueva interpretación de este asunto, mi competencia hasta el momento es opinar al respecto, posiblemente no guste, pero es mi labor. Así que animo a los que no les parezca interesante la opinión, que se dediquen a ella, eso sí, los doy la pista, al opinar deben desenvolverse de cualquier vinculación con el mundo, quizá tampoco les guste, pero tranquilos, siempre los quedará el criticar la opinión ajena y no tener la voluntad de idear una propia.
Esa desvinculación con el mundo es particular de aquellos opinadores que tienen un estilo propio, no de esos agentes de opinión que se dedican a opinar con teorías ajenas.