En 1905, un niño de 11 años llamado Frank Epperson dejó por accidente durante toda la noche una taza con una bebida preparada con saborizante en polvo y agua. A la mañana siguiente, Frank vio la mezcla congelada aún con el agitador de madera, así que saboreó el hielo sosteniéndolo del palito de madera. Así nació la paleta de hielo.
Entonces vendió su invento, al que llamó Epsicle, en su vecindario. Más tarde en 1923, comenzó a vender las paletas de hielo en un parque cercano.
Como Epperson vió que le iba muy bien patentó su invento. En 1924 se detalló su patente en una ilustración que especificaba cómo hacer una paleta de hielo perfecta. Finalmente, los hijos de Epperson lo animaron a cambiar el nombre por Popsicle.
¿Tiene esta historia un final feliz? No, porque Epperson vendió su patente en medio de la gran depresión. Una nueva marca, Good Humor, surgió con helados cubiertos de chocolate, similares a la paleta con un palo. Así que llegaron a los tribunales. El tribunal determinó que Popsicle podía vender paletas a base de agua, mientras que la competencia podía vender helados.
Pero Popsicle, quiso probar con vender helados, pero entonces surgieron una serie de nuevas demandas.
Finalmente, Poscicle fue comprada por Unilever, una corporación gigante de alimentos en 1989. Y también compró Good Humor, poniendo fin a la disputa entre los dos competidores de helados.
En cuanto a Epperson, murió en 1983 y fue enterrado en el cementerio Mountain View de Oakland. Su historia ha quedado como una inspiración. Y aquella noche le cambió la vida a Epperson y a millones de personas alrededor del mundo.