Esta "maravillosa e ídilica" foto es la típica que, cuando se la muestro a la gente y le digo que soy yo trabajando, todos me comentan la envidia que tienen y lo fantástico que es mi trabajo.
¿Envidia? ¿Fantástico? Maravilloso e idílico..., sí. Como estar sentado a la popa, con los pies desnudos chapoteando sobre la espuma que deja la nave a su paso, mientras tu desayuno, ese que aún estás digiriendo, sirve de comida para los peces. ¿Sabéis cuántas veces vomité en esa maldita embarcación? ¡Seis! ¿Os habéis parado a pensar lo que marea intentar hacer una foto derecha, mientras miráis por el visor de la cámara sobre un barco de ese tamaño en medio del océano?
Bueno, ¡lo cierto que ahora me da bastante risa cuando lo cuento! Este fue uno de mis primeros encargos, y es lo que pasa cuando eres un novato y vas a cumplir un encargo sin preguntarle al jefe de qué se trata exactamente, y sin estar preparado para cualquier eventualidad.
Al final la cosa acabó bien. Cuando por fin no me quedó nada en el estómago, me tomé dos pastillas para el mareo (la segunda por si acaso) y acabé mi trabajo satisfactoriamente.