Este apartado forma parte de la investigación que llevé a cabo titulada "Los principios éticos del periodismo y su reflejo en los medios" con Begoña Zalbidea como tutora. Cabe destacar que fue publicada en el repositorio oficial de la Universidad del País Vasco.
Periodismo español y ética
Según un estudio titulado Importancia, utilidad y conocimiento de los códigos éticos del periodismo en Euskadi publicado por varios docentes de la Universidad del País Vasco, los informadores de prensa, radio, televisión e, incluso, los que desempeñan su labor profesional en Internet “no dudan en responder que se ha dado y que existe un claro deterioro en la profesión periodística. Deterioro que se traduce en una pérdida de prestigio ante la sociedad” (Zalbidea, Pérez, López, Urrutia, 2010: 8-9)
Siguiendo con este artículo, cabe destacar que ante la pregunta “¿Es necesario que un código deontológico regule la práctica periodística?” realizada a profesionales de la información, un 78,5% respondió que era necesario frente al 9,3% que dijo que no era necesaria la regulación a través de un código deontológico. Por su parte, el 12,2% escogió la opción de no sabe no contesta (Zalbidea, Pérez, López, Urrutia, 2010: Gráfico 1: Necesidad de un código deontológico).
Como se ve, son muchos los aspectos que desatan una cierta atmósfera de polémica en torno a la profesión periodística. Sin embargo, según el autor José Javier Sánchez Aranda, Doctor en Ciencias de la Información y profesor de Historia de la Comunicación y de Métodos de Investigación en Comunicación de la Universidad de Navarra (Sánchez, 1999: 93-114), una de las discusiones más arduas y contundentes se da en el momento en que se trata de abordar e investigar “la cuestión ética por parte de los profesionales de la información”.
Tal y como afirma el propio Sánchez en su artículo Profesionalidad y ética. El caso de los periodistas españoles publicado en la revista Communication & Society, a los periodistas españoles “se les acusa de no tener escrúpulos, de anteponer sus objetivos a los intereses de la sociedad, de no saber respetar el dolor y la tragedia ajenos. De esta forma, los periodistas son acusados “de mentirosos, de sensacionalistas, de frívolos, de manipuladores y la ética de los periodistas está constantemente en tela de juicio”. Precisamente porque se trata de un asunto que afecta a su constitución como profesionales, es necesario reflexionar sobre el tema para establecer hasta qué punto son o no ciertas estas acusaciones” (Sánchez, 1999: 93-114).
Por su parte, el autor Juan Serrano Moreno afirma, en su libro sobre ética periodística, que los códigos deontológicos son un elemento esencial a la hora de desarrollar la labor periodística. “El Periodismo con mayúsculas es aquel que se hace para informar a la ciudadanía con arreglo a los cánones éticos determinados en los códigos deontológicos”. Por otro lado, también destaca que “la deontología sirve para dignificar la profesión con credibilidad y prestigio” (Serrano, 2017: 3-4).
Como puede observarse, la mayoría de estudios y de autores coinciden en la importancia de la ética y los códigos deontológicos como sustento de un periodismo español digno y de calidad. En líneas generales, se mantiene una visión crítica con la situación actual de la ética y los principios deontológicos en los medios de comunicación y, en cierta medida, se debe a una voluntad de mayor regulación por parte de los códigos éticos de la profesión periodística.
La manipulación, la no citación de fuentes, el sensacionalismo, la inexactitud y la imparcialidad son vulneraciones frecuentes dentro de los medios en España, y todas ellas “son observables en las resoluciones emitidas por FAPE” (Serrano, 2017: 6-7). Por esa razón han sido seleccionadas para someterse a investigación, porque son vulneraciones habituales en periodismo, y se debe a la falta de una regulación profesional que sancione a los periodistas que en la práctica no aplican estos códigos éticos.
No en vano, los medios españoles tienen una de las “credibilidades más bajas de Europa”, según el último informe publicado por Reuters Digital News2. Por su parte, la investigación realizada por el Pew Research Center 3 (Matsa, 2018) en Dinamarca, Alemania, Países Bajos, Suecia, Reino Unido, Francia y España, destaca que “España encabeza la lista de países donde las personas se fían menos de los medios de comunicación”. Además, RTVE es la televisión pública con menos apoyo, apenas un 13% de los encuestados la señalan como su principal fuente de información, contra el porcentaje que ostentan otras televisiones públicas europeas como es el caso del 28% de la BBC en Gran Bretaña.
Asociaciones y organismos
En España existen numerosas asociaciones y organismos que velan por el cumplimiento de los códigos éticos y por la regulación de los elementos que componen la ética profesional de los periodistas. La Federación de Asociaciones de Periodistas de España es el organismo mayoritario dentro la ética periodística. Aglutina a cuarenta y nueve asociaciones regionales de prensa y dieciséis asociaciones de periodistas, contando en la actualidad con alrededor de 20.000 miembros. Esta organización, fue fundada en Madrid en el año 1922 y actualmente forma parte de la Federación Internacional de Periodistas, que se ubica en el marco europeo por la defensa internacional de la ética del periodismo (Web corporativa FAPE, 2019).
En cuanto a su actividad, cabe destacar que edita trimestralmente la revista Periodistas y también que dispone de un órgano de autocontrol deontológico de la profesión periodística llamado Comisión de Quejas y Deontología, que actúa como una autoridad moral dentro de las asociaciones de prensa y periodistas afiliados a la propia organización, garantizando de esta forma el cumplimiento del Código Deontológico de la Federación. Por lo tanto, es importante citar la mención que se realiza sobre la Comisión de Quejas y Deontología en el Código Deontológico de FAPE, según recoge su artículo 24:
“La Comisión de Quejas y Deontología tiene como objeto conocer y resolver las cuestiones de deontología y ética periodísticas, conforme a su propio reglamento, por iniciativa propia o a petición de la propia Federación o de cualquier ciudadano. Sus integrantes serán nombrados por la Asamblea General de la FAPE, a propuesta de la Junta Directiva, en la forma y número que reglamentariamente se determine, entre personalidades pertenecientes al periodismo, al derecho, al mundo académico o a otras actividades relevantes de la vida social. La Comisión de Quejas y Deontología funcionará con plena independencia y autonomía competencial y de funciones, y será dotada económicamente tanto por la propia Federación como a través de la colaboración económica de instituciones y organizaciones que sean invitadas a dicha colaboración por la Federación” (Código Deontológico de la Federación, 2017: Art. 24).
Por otro lado, se encuentra la figura del Defensor del Lector, también conocido como Ombudsman, que se establece como un ente de gran relevancia dentro de la defensa de los códigos deontológicos y las buenas prácticas en el periodismo español. La figura del defensor del lector se creó en el seno del The Coruier Journal y The Louisville Time, en 1967, como solución para evitar la pérdida de confianza de los lectores. Cabe destacar que la situación que se vivió en ese momento es similar a la que atraviesa la prensa española, sacudida por una crisis de modelo y también de credibilidad. Cinco décadas después, la Universidad de Málaga y la Universidad de Valencia han publicado una investigación que analiza el papel del defensor del lector, detallando su forma de actuar en la prensa española y en países referentes como Estados Unidos, Reino Unido o Francia (Palau-Sampio, Gutierrez-Lozano, Gomez-Mompart, 2016).
El trabajo académico en cuestión se titula Ombudsman y lectores activos. La interacción en torno a la calidad periodística y ha sido publicado en la Revista Latina de Comunicación Social. A lo largo de la investigación se ha analizado las páginas de medios como El País, Le Monde, The New York Times o The Guardian, entre otros. Según Juan Francisco Gutiérrez del Departamento de Periodismo de UMA, el ombudsman “representa un mecanismo de autorregulación de los medios de comunicación y responde a la voluntad de transparencia y al objetivo de velar por la calidad del producto informativo que se les ofrece a los lectores” (Gutierrez-Lozano, 2016: 1345).
Otra decisión que destaca el autor de este estudio hace referencia a que “si bien las conclusiones revelan la centralidad de la calidad periodística en el debate, también muestran la diplomacia con la que se enfrentan a muchas de las cuestiones, más con una actitud de defensa o de justificación que con una voluntad real de llegar al fondo y asumir ante los lectores la raíz de los fallos” (Gutierrez-Lozano, 2016: 1360).
De esta forma, tanto el defensor del lector como las asociaciones llevan a cabo una función esencial dentro de la defensa de la ética en la profesión periodística y el fomento de las buenas prácticas. Su objetivo a largo plazo no es otro que la recuperación de la credibilidad en el periodismo y el cumplimiento de aquellos principios que honran la labor de los profesionales de la información. Finalmente, destacar en relación a la temática de este Trabajo de Fin de Grado, que FAPE ya se ha manifestado en comunicados oficiales4, alertando de un retroceso en la libertad de prensa a raíz del conflicto independentista en Cataluña y condenando diversas actuaciones de determinados medios de comunicación a la hora de abordar informaciones relativas a esta temática (Web corporativa FAPE, 2019).
Colegios profesionales
Según la Ley de Creación del Colegio Vasco de Periodistas publicada en el Boletín Oficial del Estado el 19 junio de 2012:
“Desde el punto de vista del interés público, el singular carácter de la profesión de periodista, cuya labor incide en derechos fundamentales como el descrito de información y el relativo a la intimidad, entre otros, justifica la creación del colegio vasco de periodistas que, aunque de adscripción voluntaria, integrará a los profesionales que disponiendo de los conocimientos y titulaciones necesarias y suficientes ejerzan esta profesión. Todo ello para una mejor defensa de la observancia de las reglas y código deontológico de la profesión, lo que redundará en un mejor servicio a los ciudadanos y a sus derechos fundamentales, al tiempo que el colegio se convierte en un cauce idóneo para la colaboración con las administraciones públicas” (BOE, 2012: Num:172. Sec. I. Pág. 517-885).
De esta forma, dentro del marco del periodismo español, otro de los factores clave a la hora de determinar la correcta actuación y el desempeño rigoroso de la profesión, son los colegios profesionales. Actualmente, en España, existen ocho Colegios de Periodistas establecidos en diferentes comunidades autónomas: Cataluña, Galicia, Murcia, Andalucía, Castilla y León, País Vasco, La Rioja y Asturias. Sin embargo, en esta investigación, al tratarse de un análisis deontológico del tratamiento de la prensa vasca hacia el conflicto político en Cataluña, se hará especial hincapié en el Colegio Vasco de Periodistas y el Colegio de Periodistas de Cataluña.
Según los estatutos 6 del Colegio Vasco de Periodistas, sus funciones son las siguientes: profundizar en la mejora de las condiciones en las que los periodistas llevan a cabo su trabajo, la defensa profesional de sus miembros, proporcionar servicios asistenciales propios de un Colegio Profesional, garantizar la independencia y la libertad informativas en beneficio de una sociedad libre y democrática, la defensa de los derechos a la libertad de información y de expresión garantizados a todo los ciudadanos, salvaguardar a la sociedad de aquellas informaciones que tienden a deformar voluntariamente la realidad, poner especial interés en la defensa del secreto profesional y en la aplicación de la cláusula de conciencia y promover o apoyar iniciativas para la creación de empresas de comunicación encaminadas a potenciar y complementar la formación de los/as colegiados/as y de los/as miembros del colectivo periodístico en general.
Los estatutos del Colegio Vasco de Periodistas, a pesar de no contar con un Código Deontológico propio, dispone de un apartado llamado “Protocolos de Actuación” dentro de su web corporativa (Kazetariak.eus, 2019), donde recoge numerosos documentos de otras entidades como Emakunde, Begira, FAPE o el Colegio de Periodistas de Cataluña, entre otros. Estos documentos hacen referencia a cuestiones éticas y deontológicas relativas al desempeño de la profesión periodística tales como estudios sobre cuestiones de género, raciales, sexuales o publicidad, entre otros temas. Todos ellos enfocados desde el punto de vista del periodismo, el servicio de información y la comunicación.
Por su parte, el Colegio de Periodistas de Cataluña sí que dispone de un código deontológico propio. Fue aprobado por primera vez en el II Congreso de la profesión, el 1 de noviembre de 1992 y se trata de una declaración de principios básicos que los periodistas deben observar en el ejercicio de su labor. Por otro lado, cabe destacar que ha sido avalado por última vez el 11 de noviembre 2016 en el marco del VI Congreso de Periodistas de Cataluña y adaptado a la actual realidad que genera Internet. Según el propio CPC, “el Código, asumido por la mayoría de profesionales, es la expresión de la voluntad de defender unos medios de comunicación libres y responsables en el marco de una sociedad plural y democrática” (Web corporativa CPC, 2019).
El código del Colegio de Periodistas de Cataluña es referente de ética periodística en todo el estado. Aborda cuestiones como la precisión de la información, los prejuicios, la rectificación, las fuentes, el secreto profesional o la presunción de inocencia, entre otras conductas periodísticas. Tal es el grado de compromiso y ética de este código que el propio CPC redactó en 2017 un comunicado colectivo7 entre miembros con ideologías diferentes pero unidos bajo la premisa de defender el código deontológico. “El CPV reitera la necesidad de respetar con máximo rigor el Código Deontológico como expresión de la voluntad de defender unos medios de comunicación libres y responsables en el marco de una sociedad plural y democrática”.