Lejos de no fundamentar mi redacción más allá de la experiencia, considero que debo escribir para quien quiera leerlo, sin empujarlo a que lo haga.
Los que me conocéis, sabéis que utilizo el arte como una herramienta, quizá haya una animadversión en esa imposición de forma obligatoria entre pobres y rices o riques o como se diga, pero basta ya de que los currantes asumamos responsabilidades que no nos competen.
Arco este año, allá como las ferias que no he querido visitar, porque si la madre superiora esta así, imaginaros como estarán las demás, ha sufrido un acto de persuasión competencial de espectros que no le corresponden, es decir ha tenido censura programada y eso es un acto que requiere de explicaciones.
Ya escribí que esta como todas las crisis no es una crisis económica, si no de falta de explicaciones, de esos abanderados que utilizan el mal como bandera para llenarse de bienvenidas, y señores, esto es un juego de todos, si usted pone la normas usted se ocupa de lo bueno y de lo malo, no vale ser un pelota y luego tirar balones fuera.
No voy a hablar de galerías, ni de expositores, ni de guest, ni de autores, voy a dialogar sobre aspectos que han quitado las ganas, no de escribir ni de pintar, si no de fundamentar, de creer en el mercado que permite imponer. Ustedes sabrán lo que hacen y sus límites de la libertad, pero no considero oportuno el ir de víctima siendo el impostor.
En las dos visitas que he realizado para sentir el sentido diferenciador en la cuatricromía existente entre el público espectador profesional, y la profesionalidad atendido como público, me he acordado en numerosas ocasiones de mi colega Iban, con el que realizamos la última visión de Arco en su 40 aniversario, recuerdo verle increpado constantemente por su ejercicio de defender la libertad, aspecto que conocía muy bien.
El arte sin activismo se queda corto, y dada la censura programada existente en este año, considero que es una obligación saber indicar ese aspecto sobradamente, con una justificación colectiva, todos los que continuáis leyendo conocéis de primera mano lo que quiero decir y se debe hablar de ello.
Desde aquel fatídico Arco 18, es la primera vez que mis neuronas recuerden que la feria se ejecuta sin país invitado, claro ahora los guest son los importantes, que lio todo.
Bueno que este año no ha habido ni invitación territorial, ni eslogan, solo un simposio configurado en una trilogía basada en un mar redondo muy acertado, Latinoamérica que siempre nos acredita en momentos impuntuales y la alianza que lejos de una escalera como asiento no supe determinar. Quizá fue la frontera entre esa disputa picassiana y daliniana que mira Miró.
Lamento no tener información de primera mano de Arco 40+1 ya que no fui cómplice debido a esa imposición de pasar a la feria después de que metieran un palo por la nariz, y claro como que no vienen a cuento a estas alturas de identidad artística. Creo que homenajeaba a sus años + 1 de historia, ante lo complicado nada como lo sencillo.
Así en groso modo existe poco color en lo pictórico, y mucho más en lo escultórico, como en otros años los toques de color más detallistas vienen de Latinoamérica.
Mucha antropología también en espacios territoriales con percepción de la identidad sociocultural, que al fin y al cabo es lo que marca para la representación pictórica o ¿no?.
Por lo general obra muy distinta, aunque se detalla figurativismo industrial, no seré el único que habla mal de un elemento que dando tanta dedicación hacia el interés, siempre se le escapa algún aspecto positivo.
Lo mejor como en muchas otras ocasiones las personas que se topan y que tienen identidad y aprendizaje, muy buenos momentos aunque la cerveza bastante cara, pero en espacios así es comprensible dado que los precios no lo marca el producto, si no el espacio mercantil.