Los socialistas, pese a la confianza en una mayoría "más rotunda", mejorarían muy poco su registro de abril: de 123 parlamentarios pasarían a 124-128. El estancamiento del partido ultra, que ya obtuvo 24 diputados en abril, dejaría al PP como gran beneficiado del descalabro naranja (y de los nuevos comicios).
Por más que dentro de cada bloque sí se producirían movimientos relevantes, cara a la investidura el presidente en funciones seguiría requiriendo una alianza con Pablo Iglesias o la abstención del PP o de Cs. Precisamente, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, levantó este sábado su veto a Sánchez y abrió la puerta a pactar con el PSOE tras el 10-N. Pero no será tan fácil.
En el bloque progresista también se producirían trasvases de voto, sobre todo por la irrupción de Íñigo Errejón y la erosión que provocaría a su anterior partido, Podemos. Más País arañaría de 8 a 12 escaños y haría retroceder a la coalición de Pablo Iglesias de 42 a 32-36 diputados.
Peligro de abstención
El sondeo detecta también el hastío ciudadano y, en consecuencia, la predisposición a una menor movilización en las urnas. El 43,8% de los españoles creen que estos comicios son muy importantes, un porcentaje que superaba el 55% antes de las generales de abril.
El peligro de abstención es serio.