Así lo reveló la investigación publicada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos:
«El ARN del SARS-CoV-2 se identificó en una variedad de superficies en cabinas de pasajeros infectados sintomáticos y asintomáticos hasta 17 días después de que las cabañas se desocuparon en el Diamond Princess, antes de que se llevaran a cabo los procedimientos de desinfección (Takuya Yamagishi, Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas), comunicación personal, 2020. Aunque estos datos no se pueden utilizar para determinar si la transmisión se produjo desde superficies contaminadas, se justifica un estudio adicional de la transmisión de fómites* de SARS-CoV-2 a bordo de cruceros».
Esta investigación arroja nuevos interrogantes sobre el virus que tiene en alerta cada rincón de nuestro planeta, puesto que el 17 de marzo se publicó en el New England Journal of Medicine una investigación donde se afirma que el virus era detectable en aerosoles hasta tres horas después, hasta cuatro horas en cobre, hasta 24 horas en cartón y hasta dos o tres días en plástico y acero inoxidable.
¿Cuáles son las implicaciones para la práctica de la salud pública de acuerdo con los resultados de la nueva investigación dentro de los cruceros?
«Los brotes de COVID-19 en los cruceros representan un riesgo de propagación rápida de la enfermedad más allá del viaje. Se requieren esfuerzos agresivos para contener la propagación. Las personas deben aplazar todos los viajes en crucero en todo el mundo durante la pandemia COVID-19», según se afirma dentro del informe.
*Fómite: es cualquier objeto carente de vida o sustancia que, si se contamina con algún patógeno viable, tal como bacterias, virus, hongos o parásitos, es capaz de transferir dicho patógeno de un individuo a otro.