Introducción
En la observación de las redes sociales en internet, se ha dado preferencia al cambio que éstas suponen con respecto a los medios de comunicación más conocidos (Holton 2008; Castells, 2000, 2012). Menos, a lo que tienen en común. Así, como se ha tendido a subrayar su carácter comunitario y ciudadano, como si se hubiera alumbrado un nuevo espacio público lleno de expectativas, llegándose a comparar con el ágora griego (Gamonal, 2004; Berlanga, 2012). Ello ha tendido a configurar la relación con estos nuevos medios como distinta de la que se lleva a cabo con los medios de comunicación que ahora podemos considerar tradicionales. Con éstos, queda configurada como audiencia. Con los nuevos medios, se proyecta como participación activa.
Tras plantear cómo se estructura esta oposición entre medios y, a la vez, entre relación entre medios de comunicación, el trabajo se pregunta sobre si los usuarios hacen un uso tan distinto de estos nuevos del que hacen de los medios tradicionales. Para ello, nos apoyamos en una observación empírica que se ha llevado a cabo con grupos de discusión de jóvenes entre 13 y 16 años, de ambos sexos, con una dinámica relativamente abierta en sus primeras etapas y relativamente directiva etapas posteriores, donde se les proponía mostrar su funcionamiento real en las redes sociales. Unos jóvenes a los que, por razones meramente generacionales, se les considera con mayores competencias en esta materia, considerados categóricamente como nativos digitales.
Audiencia y participación, participación y audiencia
La primera metamorfosis con la que tendemos a encontrarnos al leer textos sobre el uso de las redes sociales y, sobre todo, su proyección política es la de audiencia a usuarios o participantes. Si, con relación a los medios de comunicación que podemos considerar tradicionales, la sociedad queda configurada como audiencia y en la mayor parte de los casos como audiencia pasiva o masa, con el debate que este segundo término ha suscitado; cuando se aborda la relación entre sociedad y (nuevos) medios de comunicación como las redes sociales en internet la sociedad aparece como agente participativo, como actor.
Tales puntos de partida se han ido debilitando con observaciones concretas con respecto a la relación entre sociedad y medios de comunicación tradicionales. Así, con mayor o menor pertinencia y/o, sobre todo, mayor o menor populismo, ha habido una aproximación a una reconfiguración de esa relación con inclusión de la actividad de las audiencias y, en especial, hacia el concepto de recepción, en cuanto se recupera el sentido que los sujetos concretos dan a su relación con los distintos medios de comunicación o, precisamente con la intención de ahondar más en tal concreción, a su relación con determinados mensajes o tipos de mensajes (programas, géneros, etc.) ofrecidos por los medios de comunicación institucionales (radio, televisión, diarios, etc.).
En todo caso, la estructura ideológica que se deriva de la concepción de la audiencia –más o menos activa o pasiva- vinculada a los medios de comunicación tradicionales y de la participación vinculada a los nuevos medios de comunicación, se encuentra sintetizada en la oposición entre audiencia y participación, como dos caras opuestas. Pues bien, ambos son, en versión negativa (audiencia) y positiva (participación) productos imaginarios.
La audiencia surge como producto del sistema de comunicación mediada, debido a que éste, como subraya Luhmann (2010), se define por la comunicación entre ausentes. La ausencia genera la audiencia, ya que la lógica del sistema de comunicación mediada institucionalmente (SCM) va a estar presidida por la búsqueda de la audiencia. Precisamente porque el SCM se define por la no co-presencia de los comunicantes, adquiere lógica y vida propia, es autónomo. No depende de la relación entre las partes. Es su limitación y su potencia. Es a partir de aquí que produce la audiencia y no es un comunicante el que la crea. Es el propio sistema de comunicación mediada.
Realmente el sistema de comunicación mediada es aquel en el que el receptor está ausente (no hay receptor). La ausencia del receptor se recrea como audiencia. Por eso, la audiencia es un receptor especial, con características estructurales: a) El receptor está siempre ahí, pues potencialmente está siempre; b) La audiencia “nunca está”, hay que construirla. Está porque se le espera, lo que quiere decir que no está, o que: está porque no está.
La audiencia es la parte más ausente, si es que cabe hacer escalas de ausencia, pues el emisor está manifiestamente siempre en el mensaje, en la producción del mensaje. La audiencia puede estar: a) explícitamente en el mensaje (es optativa, como cuando se concreta la función conativa planteada por Roman Jakobson); b) implícitamente en el mensaje (subordinación a las lógicas de recepción de la audiencia). En ambos casos, es un mensaje en busca de audiencia (en lugar del Seis personajes en busca de un autor, de Pirandello, suele ser un autor en busca de audiencia).
Así, parafraseando a Marx, se puede decir que un espectro se cierne sobre el sistema de comunicación mediada: el espectro de la audiencia. Va a tener una forma espectral y, por lo tanto, centro de debates, tanto desde la perspectiva directamente político-ideológica, como desde el punto de vista metodológico, tan importante en los procesos de construcción de la audiencia, pues quedará construida desde las propias prácticas de observación (Callejo, 2001).
Un fantasma que se va construyendo paulatinamente. Primero como inmediato heredero del concepto de masa, que si bien va a hacer de la relación de los medios de comunicación con la sociedad, uno de sus principales soportes, también radica sus bases en el industrialismo. Así, se observa la generación de la sociedad de masas por los medios de comunicación:
- La audiencia como “masa”
- Historia de los medios de comunicación: la radio y el peligro de la escucha desconocida. La conciencia de un público invisible surge con la radio. Aspecto por el que habría que preguntarse: ¿Por qué la audiencia como gran fantasma negativo surge con la radio y no con medios como los diarios? Seguramente el sentimiento de pertenencia a una misma comunidad, propiciada por unos diarios aún muy locales puede dar una respuesta. Con la radio, además, se pierde la noción de territorio acotado. Sin embargo, los diarios llegan donde son distribuidos, que son territorios marcados.
- De la masa a la gran audiencia
- El deseo de la sociedad de convertirse en audiencia: dejar los conflictos fuera, estar en ese imaginario “no lugar”. Esa desterritorialización primera que produce la radio va más allá de lo físico y puede considerarse detrás del concepto de audiencia. Ya no se trata sólo de un receptor que no está cuando se elabora el mensaje sino que, además, ya no se sabe dónde está.
Desde los medios de comunicación, se busca –y este es el término más pertinente para un receptor ausente y desterritorializado- la audiencia para complacerla, gustarla, satisfacerla. Ahora bien, nadie quiere a la audiencia por “sí misma”:
- El emisor lo que quiere es ser recibido e imagina un mundo común con la audiencia
- El anunciante, en la medida que lo que quiere es vender, la audiencia es sólo una figura transitoria hacia la de consumidor.
La audiencia es el espejo en el que se miran todos. Es imaginaria especialmente cuando se publican los resultados de la observación. Es decir, desde su positivización. Se miran y comparan los medios: mayoritarios y minoritarios, generalistas y con audiencias específicas. Como imaginario, se miran todos en ella: identificación o distancia de la misma. A pesar de estas distribuciones más o menos favorables o desfavorables que reflejan los resultados, la audiencia propia [del medio] es imaginada como un fiel aliado. La otra, tiende a ser condenada al error.
Y es que la audiencia no es sólo el resultado de la transformación de un receptor ausente sino que, desde tal ausencia, es invisible, lo que permite las más diversas figuraciones de la misma, aunque casi siempre en negativo: audiencia alienada en el tiempo de ocio como lo es en la producción (Horkheimer y Adorno, 1974), audiencia regresiva o audiencia inoculada por la aguja hipodérmica de los medios, como se describía en la primera mitad del siglo XX. Pero, también, audiencia como consumidor o elector racional y democrático, según la investigación administrativa.
La audiencia como fantasma que, a su vez, se encadena a otros fantasmas, cobrando fuerza en la unión. Es el caso del fantasma de los efectos sobre la audiencia. Estudiados hasta la saciedad, objeto de los más complejos y ricos diseños metodológicos. Condenada al fracaso, como ya se apuntó en los años sesenta del pasado siglo, incluso más allá del problema fundamental de la inferencia causal, expuesto con nitidez preferentemente por la literatura metodológica (Corbetta, 2003:123).
También la audiencia fantasma de Google, de los anuncios que se contratan en este portal-buscador de la web. Es la propia empresa que cobra por la audiencia la que certifica qué audiencia se ha obtenido con un anuncio o un mensaje.
La participación se va a configurar, tal vez tan fantasmáticamente como la audiencia, con rasgos opuestos a ésta:
- Frente a las sospechas morales sobre la audiencia, la participación es siempre positiva. Se admite como indicador de democracia e implicación democrática. Una democracia es “más sana” cuanto mayor es la participación. Agradecimientos a todos los participantes tras los procesos electorales, aunque se salga derrotado en la competencia electoral. Se deja a un lado que la participación política también ha creado monstruos como el socialnacionalismo alemán o la numerosa participación en las elecciones que legitimaban el régimen de Sha pocos meses antes de la revolución de Jomeini.
- Se la ubica territorialmente. En el discurso de la filosofía política, su representación paradigmática es la asamblea en la plaza local o en el café burgués habermasiano. El sólo hecho de la presencia se interpreta como participación, ya que forma parte del acto. No se atribuye tal participación a la audiencia, aunque esté conectada al medio de comunicación y, por lo tanto, al mensaje. En el discurso institucional, la participación ciudadana aparece especialmente vinculada a los procesos locales, siendo uno de sus principales retos en los últimos años: promoción de la participación ciudadana, concejalías con el término participación, etc. En el discurso metodológico, hasta la participación (¿activa?) de los observados se ha convertido en referencia del progreso (democrático) de las prácticas de investigación social, como ocurre con la Investigación Acción Participación, con todo un aparato legitimador de la participación en los proyectos de intervención social (Callejo y Viedma, 2005:140). Por otro lado, no deja de ser sintomático de la oposición entre audiencia y participación el hecho de que estos métodos participativos apenas hayan sido utilizados por parte de la investigación de audiencias1.
- Si la audiencia es la derivación negativa, desde la perspectiva valorativa, y positivista, desde la perspectiva de su fijación en la observación empírica; la participación es la derivación positivista de la opinión pública –la opinión pública traducida a votos en los procesos electorales o referendums- y, a su vez, positiva de dicha opinión pública, en cuanto paso de las ideas a la acción.
La participación, positivización de la opinión pública a través de los procesos de decisión, es también donde se miran todos. También hace de espejo.
Estructura ideológica, narrativas teóricas
Audiencia y participación aparecen así como los polos de una especie de imaginario eje que atraviesa las formas de estar en el espacio público. Polos que se han ido históricamente articulando en ese eje. Un polo, el de la participación como plena manifestación de ese eje, pues lo público da preferencia a la co-presencia de tiempo y lugar en los acontecimientos. El otro, como el resultado de un proceso de distanciamiento. La propia imprenta transforma este eje. Del público presente se pasa al público lector. El primero chillaba, aplaudía, etc.; el lector va dejando la interacción con los otros. En principio, domina la lectura grupal. Pero se impone la denominada lectura burguesa, individualizada; aun cuando no faltan intentos de recuperación de la interacción: clubs de lectores, cafés, etc. Transformaciones, hacia el despliegue del eje, que apunta Thompson: “Con el advenimiento de la imprenta a pesar de ello, se transformó el vínculo entre la propiedad pública y el sentido de percepción. Una acción o acontecimiento podría adquirir ahora un estatus público para aquellos que no estaban presentes en el lugar den el que ocurría, y que no estaban en condiciones ni de verlo ni de oírlo. El vínculo entre propiedad pública y visibilidad quedó, en consecuencia, atenuado: una acción o acontecimiento ya no tenía que ser literalmente visto por aquellos para quienes hubiera sido una acción pública o acontecimiento. Además, los individuos que llevaban a término acciones públicas o participaban en acontecimientos eran, o podían convertirse, en un fenómeno público. Tenían que actuar a ciegas, en el sentido de que el público lector no quedaba dentro de su campo de visión” (Thompson, 1998:172), El ágora y la comunicación institucionalmente mediada se distancian.
Si la oposición entre audiencia y participación la completamos a partir de tomarla como una estructura ideológica –de orden greimasiano- y, a su vez, mantenemos la idea de eje, se establece una primera sencilla configuración de la siguiente forma:
POLO DE LA AUDIENCIA | POLO DE LA PARTICIPACIÓN | ||
AUDIENCIA | NO PARTICIPACIÓN | NO AUDIENCIA | PARTICIPACIÓN |
Una estructura ideológica, que se va a ir completando en diversos niveles y que el propio desarrollo de los medios, como el mismo Thompson apunta, ha tendido a completar en sus distintos niveles, especialmente con la introducción de los medios que facilitan cierta interacción: “su [de los media] desarrollo crea un nuevo tipo de situación interactiva, lo que he llamado ‘casi interacción mediática’” (Thompson, 1998:282). Un proceso que, siguiendo a autores como Castells, parece tener su concreción más avanzada en las redes sociales de internet.
El despliegue de tal matriz ideológica quedaría configurada de la siguiente manera en sus distintos niveles:
Estructura básica | Audiencia | No participación | No audiencia | Participación |
Eje espacio público | Negación espacio público | Privatización de la recepción | Opinión pública | Plenitud espacio público |
Concreciones conceptuales | Audiencia masa | Audiencia activa | Casi interacción mediática | Interacción participativa |
Medios de referencia | Televisión, cine | Diarios, libro, radio | Medios tradicionales digitalizados | Redes sociales virtuales, Internet |
Relación con realidad | Huída regresiva | Apropiación local-cultural | Vigilancia de la realidad | Implicación |
Subjetivización referida | Vida sin sentido | Medios dan sentido a la vida | Atención al sistema social | Actuación en/sobre el sistema social |
Procesos subjetivos | Alienación. Evasión de realidad | Proyección en el mundo de vida del receptor | Posicionamiento en la estructura social | Transformación sociedad |
Procesos sociales | Desarticulación individualista | Vínculo comunitario | Vínculo societario | Compromiso societario |
Cuadro maximalista por su voluntad de síntesis de grandes y complejos procesos a partir de una estructura básica.; pero que pueden encontrarse en buena parte de la narrativa teórica de la sociología de la comunicación. Lo que incluye desde la condena de los medios de comunicación denominados masivos hasta la calurosa acogida con que han sido dispensados nuevos medios de comunicación, como las redes sociales.
Construcción de los objetivos
¿Hasta qué punto los nuevos medios de comunicación, como las redes sociales, están tan en las antípodas de los medios de comunicación que podemos considerar tradicionales? ¿Existe tal compromiso, con proyección política, en el uso de las redes sociales? ¿No se tratará de una generalización excesiva las propuestas de una nueva política determinada a partir de estos nuevos medios de comunicación? ¿No es tal vez excesiva la directa relación entre uso de un tipo de medios de comunicación y su proyección en la acción política?
El trabajo que se desarrolla a partir de aquí consiste en la presentación de los resultados de una investigación empírica, utilizando técnicas cualitativas, sobre el uso de las redes sociales por parte de jóvenes que viven en la Comunidad de Madrid y, por lo tanto, un contexto hiperurbano.
La focalización del estudio de la relación con las redes sociales en jóvenes tiene varias explicaciones. En primer lugar, por el extenso uso que hacen de ellas, como muestran distintas fuentes, desde la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de la Información y Comunicación en los Hogares de 2011, que lleva a cabo el Instituto Nacional de Estadística, donde se pone de manifiesto que el grupo de edad entre 16 y 24 años es el que señala en mayor proporción (95% del grupo) que ha utilizado Internet en los últimos tres meses. La diferencia con otros grupos de edad es clara y estadísticamente significativa: desde el 87,8% de quienes se encuentran entre 25 y 34 años –y que cabe seguir considerando jóvenes- y los más mayores, los que tienen entre 65 y 74 años, entre los que apenas ha utilizado Internet un 15,6%.2 Hasta los resultados de los estudios de la Asociación para la Investigación de los Medios de Comunicación:
Penetración AIMC octubre11-mayo12 (% usuarios-consumidores) | ||||
14-19 | 20-24 | 25-34 | Población General | |
internet | 71,7 | 70,6 | 64,3 | 44,7 |
cine | 5,7 | 5,6 | 4,6 | 3,2 |
televisión | 87,9 | 86,2 | 85,8 | 88,9 |
radio | 60,0 | 64,7 | 67,7 | 60,8 |
diarios | 6,6 | 6,3 | 17,5 | 36,4 |
En segundo lugar, porque se puede generar el supuesto de menor contaminación de los medios de comunicación tradicionales o, en todo caso, anteriores a la aparición de los propios social media, ya que han crecido con éstas, son “sus medios”. En contra, las dificultades metodológicas de la propia observación, pues las distancias entre sistema observador y observados son profundas. Los jóvenes son reactivos a ser observados, especialmente cuando tienen conciencia de expertos en el campo y, además, se integra en el espacio que viven como privado y que los conforma precisamente frente a los adultos, como grupo de jóvenes o adolescentes. Por ello, se ha desarrollado una particular forma de aproximación empírica.
Una primera aproximación a resultados existentes de estudios, como el llevado a cabo por el Centro de Investigaciones Sociológicas por encargo del Instituto de la Juventud, nos pone sobre aviso de la escasa instrumentalización político-societaria del uso de las redes sociales por parte de los jóvenes españoles.
¿Crees que con el uso de nuevas tecnologías como Internet, teléfonos móviles, servicios de mensajería instantánea, iPods,…? (porcentajes horizontales)
Sí | No | N.S. | N.C | (N) | |
La gente se vuelve más perezosa | 74.4 | 22.5 | 2.7 | .4 | (1419) |
La gente se aísla más | 73.6 | 23.0 | 2.9 | .5 | (1419) |
La gente desaprovecha o desperdicia más su tiempo | 61.2 | 32.8 | 4.9 | 1.1 | (1419) |
La gente es más eficiente o competente | 45.9 | 39.4 | 12.8 | 2.0 | (1419) |
La gente se relaciona más con su familia, y con sus amigos/as de siempre | 40.0 | 54.6 | 4.4 | 1.0 | (1419) |
Es más fácil hacer nuevas amistades | 74.1 | 21.6 | 3.5 | .8 | (1419) |
Fuente: INJUVE-CIS (estudio 2889, mayo 2011)
Hay que subrayar cómo el uso de estas nuevas tecnologías de la comunicación aparece con dos rasgos aparentemente contradictorios. Por un lado, la mencionada capacidad para producir nuevas relaciones sociales (“Es más fácil hacer nuevas amistades”); pero, por otro, señalan que la gente se aísla más. De hecho, el 54% de los consultados señala las dos afirmaciones simultáneamente. Cohabitación de opuestos que parece apuntar a la calificación de las características de esas nuevas amistades o relaciones sociales: son nuevas amistades que no sacan a los usuarios del sentimiento de soledad. Son nuevas relaciones sociales desde la soledad y, tal vez, para la soledad, en la medida que no traspasan cierto umbral en la construcción de la relación.
¿Para qué usan los jóvenes las redes sociales según este estudio mediante encuesta? Preguntado directamente, como se hace en una encuesta con cuestionario estandarizado, se corre el peligro de obtener racionalizaciones. No obstante, las respuestas son indicativas. Parece convertirse internet en una extensión de los contactos sociales existentes, para estar más en contacto con quienes ya se conoce. Aun cuando también se recogen respuestas que directamente indican la capacidad de internet para producir nuevas relaciones con nuevas personas: 18,7% para hacer nuevos amigos, 11,2% para ligar o buscar pareja, la pregunta –con respuestas abiertas- apenas recoge huellas de su uso en dimensiones societarias, políticas, ciudadanas o de compromiso.
USOS DE GENTE COMO TÚ DE LAS REDES SOCIALES EN INTERNET
Porcentaje de respuestas que señalan ese uso
Para mantener el contacto con quienes no pueden verse de manera más frecuente | 73.9 |
Para acceder o compartir fotos, vídeos, etc. | 51.5 |
Para “curiosear”, estar al corriente de lo que hacen y dicen quienes utilizan su red social en Internet | 38.4 |
Para divertirse, entretenerse, pasar el rato, “matar el tiempo” | 26.8 |
Para “estar al día” de las informaciones y los planes que se transmiten por la red (“quedadas”, conversaciones, eventos…) | 22.5 |
Para hacer nuevos/as amigos/as | 18.7 |
Para comunicar sus últimas actividades, planes, pensamientos, reflexiones | 8.4 |
Para ligar | 9.1 |
Para buscar información relacionada con su profesión o trabajo | 8.2 |
Para no quedarse al margen de un espacio que, casi todas las personas conocidas, utilizan | 5.3 |
Para no parecer alguien raro, diferente al resto | 2.4 |
Para buscar pareja | 2.0 |
Otro uso | .1 |
N.S., NC | 1.9 |
(N, total de individuos) | (1171) |
Fuente: INJUVE-CIS (estudio 2889, mayo 2011)
La función más extendida es mantener relaciones sociales, lo que puede admitirse como sinónimo de charlar, de establecimiento de diálogo. Si bien no se dice si se trata de diálogos colectivos o simplemente duales, se apunta que se habla con quien ya se conoce. Es un diálogo especialmente entre conocidos.
En tercer lugar, con un 38,4% de los jóvenes que responden, destaca un uso como curiosear, ver lo que hacen los demás que usan Internet. Pero: ¿no es esto convertirse en audiencia? ¿no es lo que hacen las audiencias televisivas cuando, con ayuda del mando a distancia, “escanean” las distintas cadenas en busca de algo atractivo? La respuestas situadas en cuarto y quinto lugar, con el 26,8% y 22,5% de los jóvenes encuestados, también pueden atribuirse a la relación con los medios de comunicación tradicionales: divertirse e informarse.
Inmersión en la observación empírica: metodología
Metodológicamente conscientes de las resistencias de los jóvenes, se despliegan tácticas con el objetivo de su superación. Así, en mayor medida que con otros grupos sociales, se aplican técnicas proyectivas: dinámicas de juegos o tareas, producción de dibujos o representaciones, rol player o, sobre todo en los estudios destinados a evaluar productos mediáticos, exposición al producto, con observación de la propia situación de exposición. Las situaciones de observación tienden entonces a transformarse en experimentos o, mejor dicho siguiendo al clásico de Campbell y Stanley (1995), en cuasiexperimentos, poniendo entre paréntesis la validez externa o potencialidad de los resultados de la observación para ser proyectados a las situaciones cotidianas. Aún en tal situación experimental, difícilmente el observador empírico abandona la sensación de que es más observado que observador y que la implicación de los adolescentes observados en el proceso de observación desciende a mínimos
En general, las diversas técnicas de investigación social son consideradas procesos comunicativos con la finalidad de producir cierta información. Por otro lado, las técnicas cualitativas se caracterizan por facilitar relaciones comunicativas donde el objeto sea observado de la manera más natural y espontánea posible. Ahora bien, las diversas técnicas producen su particular forma de participación en dicho proceso comunicativo. Desde este punto vista, en el estudio que aquí nos ocupa se utilizó el focus group con el fin de observar el papel comunicativo de las redes sociales entre jóvenes. Ahora bien, esta supuesta adecuación referida a la participación a través del grupo se vio malograda por varios motivos:
1.- El perfil de adolescente no se adaptaba al supuesto diálogo en común (discusión) que suscita la técnica.
Desde el primer grupo se comprobó que especialmente los adolescentes mostraban cierta actitud refractaria en cuanto a proporcionar información sobre el objeto de estudio. La valoración de las dinámicas grupales dejaba claro que los adolescentes que participaban en los grupos eran apáticos y poco dados comentar lo que supuestamente ellos ya sabían y consideraban que no merecía la penar profundizar, de modo que a pesar de los esfuerzos del preceptor del grupo por dinamizar en el dialogo, lo que se obtuvo sistemáticamente fueron escuetos monólogos y/o intervenciones rotas e individualizadas que se ignoraban entre sí.
2.- En segundo lugar, la situación la grupal no se tomó realmente en consideración.
Otro problema para dinámica grupal fue la inercia a ignorar o evitar la situación grupal. Siendo la red social una red de redes grupales (micro redes), los grupos en los que se pretendía observar todo tipo de relación comunicativas se bloqueo en manifestaciones individualistas poco o nada sensibles al consenso y/o la discusión. A ello hay que añadir la dificultad de aceptar como preceptor del grupo una persona adulta con función de control, posiblemente considerado como figura paterna sustitutoria y a pesar del rol opuesto que adoptó.
3.- En tercer lugar, la demostración de las redes sociales fueron consideradas ejercicios individualizados y en ningún caso dichas demostraciones fueron sometidas realmente a discusión.
Se observó la demostración de las redes sociales reducía la situación grupal a una simple situación de entrevista grupal donde los distintos participantes mostraban sus respectivas redes bajo la atenta mirada del grupo, y sin competencia para la evaluación.
En definitiva, los grupos permitieron obtener cierta información sobre procedimientos habituales en la utilización de las redes sociales y siempre desde el punto de observador externo que conoce el fenómeno y puede informar de ello. Ahora bien, en ningún caso el preceptor tuvo la seguridad de abordar procesos en los que los propios interesados estuvieran implicados, cuestión que llevó a replantear la dinámica grupal y modificar el rol del observador.
Las dificultades señaladas en las dinámicas grupales fueron desde un primer momento soslayadas sin mayor éxito hasta el momento en que el preceptor propone ingenuamente querer participar en aquello que no entiende. Este momento se articuló entorno a una especie de ritual dirigido por los componentes del grupo para iniciar al preceptor en el uso de las redes sociales.
Ritual consistió en las siguientes acciones:
1. - Crear una nueva identidad del preceptor observador. Entre los participantes discutieron y precisaron el perfil que tendría el nuevo usuario. Acordando entre todos que el nombre, la edad y las aficiones debían ser modificadas convenientemente, y no así el lugar de residencia o el sexo. Al perfil le fue añadido un distintivo consistente en una fotografía que en los distintos grupos fue debatida y aprobada por criterios relacionados con la red y no con el gusto del propio interesado. La identidad del preceptor fue ajustada a las expectativas de la red, y se emplazo al preceptor para que adoptara una primera actuación consistente en crear una frase o especie de slogan que comunicara algún mensaje general al conjunto de la comunidad.
2.- Diseñado el perfil del usuario, la nueva identidad paso a tener su vinculación con la red. Participantes del grupo se ofrecieron voluntariamente a incluir la nueva identidad en su propia red, de manera que el preceptor pasa a estar dentro del objeto de estudio.
3.- La última acción se produce a renglón seguido de la inclusión del preceptor en la red social de los participantes, dotándole de la información necesaria para su participación la red social, indicándole tanto normas a seguir como contenidos que incluir o evitar. En ese momento de adiestramiento el grupo contribuye con su experiencia y se presta a incluir algunos contenidos que puedan parecer atractivos para la comunidad (fotos cedidas por participantes, videos, comentarios y amigos).
La experiencia del rito de paso se concreta en el inesperado reto de observar lo que pretendía observarse a través de los focus group. Pero dicha observación se ve modificada por dos cambios radicales
1.- El preceptor deja de ser un observador y pasa a ser parte de la observación. Esta cuestión recuerda el papel que juega el observador en la observación y la validez (influencia) que pudiera tener la observación y el proceso de comunicación donde se produce ésta.
2.- El objeto de observación (el proceso comunicativo de la red social) se convierte en dispositivo de observación y registro (grabación). Se plantea el papel de la comunicación en el proceso de comunicaciones sometidas a observación.
Esta experiencia de práctica metodológica grupal, a la que hemos denominado grupo meta-comunicativo, se caracteriza inicialmente y de forma diferencial con respecto a otras prácticas de investigación por sus fases y su infinitud.
Presenta dos grandes fases:
La fase presencial, en la que se ven cara a cara los convocados en la reunión, bajo la dirección de un moderador-observador. Esta fase presenta rasgos semejantes a las de los grupos focalizados, al tener un lugar protagonista en la misma la presentación de distintos estímulos, sobre los que ha de trabajar el discurso del grupo. La diferencia es que los estímulos nacen de la propia actividad extragrupal de los participantes. A su vez, contiene las siguientes subfases:
Subfase pre-presencial. Contactación o captación con los potenciales participantes. Además de los perfiles sociodemográficos habituales, para la obtención de una reunión entre personas sociológicamente bastante homogéneas con la finalidad de facilitar su habla (Ibáñez, 1979), han de cumplir con el criterio de estar presentes y activos en una red social digital.
Subfase presencial discursiva. En una primera parte de la reunión, se solicita a los presentes que hablen, de la forma más libre posible, sobre su relación con el medio de comunicación (redes sociales). Tiene, al menos, una doble función: calentar (warm-up) el grupo, buscando que los invitados se animen a participar, y obtener unas representaciones abiertas sobre el propio medio de comunicación de referencia.
Subfase presencial focalizada. Con la existencia de, al menos, un ordenador con conexión a Internet y, si es posible, de un cañón que proyecte la navegación que se va realizando, se invita sucesivamente a los participantes a que muestren y presenten su red. También se pedirá que den de alta al observador de la reunión. Durante la presentación, cualquiera de los presentes puede intervenir realizando comentarios. Debido a que los siete u ocho invitados han de presentar sus redes, es la subfase más extensa de la fase presencial.
Subfase presencial rediscursiva. Con una mayor directividad por parte del moderador de la reunión, se trata de realizar preguntas sobre lo acontecido previamente en la misma (cuestiones conflictivas de la primera subfase presencial o poco claras, cuestiones que se han apuntado durante las presentaciones de las respectivas redes sociales) o aquellas cuestiones que son de especial interés para los fines de la investigación.
Fase digital. Es posterior a la reunión y fruto de la misma, al haber sido invitado a las respectivas redes sociales el observador-moderador. Es una fase con vida propia, en cuanto la capacidad de gestión de la misma por parte del propio observador es escasa: puede ser señalado como mero amigo o como tal observador profesional, ignorado o hasta repudiado por el conjunto de los miembros de la red. Allí verá lo mismo que pueden ver los otros (en el espacio público de la red). Ahora bien, no intervendrá discursivamente. Se limitará a ver-leer.
La infinitud de la práctica de investigación deriva de la segunda fase. Precisamente porque no se encuentra gestionada por el observador y, además, es previa a la propia observación, existe legitimidad para que cualquiera de los registrados diga lo que quiera. No hay límites desde la observación.
Tampoco hay límites en cuanto a sus participantes. Ni por arriba, ni por abajo. Son los “creadores”, los propios participantes en la red los que la extienden o la pliegan con sus comportamientos y discursos. Tampoco hay límite en cuanto a su duración. La primera fase (presencial) claro que está limitada (hora y media o dos horas, habitualmente); pero la red social carece de límites temporales puestos por la observación. Es más, el efecto de presentismo que genera –siempre está ahí- parece anular el tiempo, como apunta Castells (2000). Está siempre disponible –para la observación- mientras dure la observación. Es por lo que es pertinente plantearse la pregunta sobre el final de la observación. Una pregunta que comparte con prácticas como la observación participante.
El diseño metodológico definitivo, en cuanto a los perfiles de los focus group, quedó de la siguiente manera:
CLASE SOCIAL | |||
Media-alta | Media-baja | ||
13-14 años | Chicos | Colegios privados (laicos), barrios céntricos | Colegios públicos, barrios no céntricos |
Chicas | Colegios privados, no céntricos | Colegios públicos y privados, cinturón oeste metropolitano | |
15-16 años | Chicos | Colegios públicos y privados, cinturón oeste metropolitano | Colegios públicos, barros céntricos |
Chicas | Colegios privados (religiosos), barrios céntricos | Colegios públicos y privados, cinturón sur o este metropolitano |
Resultados
A la pregunta sobre el para qué, las respuestas dominantes: cotillear… Estar informado… Ver fotos. Las concretas más relevantes apuntan más a una lógica del entretenimiento y la evasión que a una de la participación:
- Tuenti es una forma de matar el aburrimiento (GD chicos 15-16 MB)
- “gente que nos interesa… ¿tienes tuenti? Para no perder el contacto” (GD chicas 15-16 MB)
A ello, claro está, hay que añadir su uso como una especie de proyección del teléfono. Un uso que parece escaparse a la idea de medio institucional y de comunicación mediada institucional. Así, se plantea como herramienta para organizar los fines de semana (valor uso)
- Para: no gastarte el saldo en llamar (valor uso GD chicos 15-16 MB)
- “más confianza, más libertad… puedes hablar de lo que quieras” (GD chicos 13-14 MB)
¿Para hacer amigos como aparece en partes del discurso sobre este medio y parece derivarse de algunas de las respuestas del estudio del CIS?
- El amigo es el que no cuenta tus cosas: “con los que estás casi siempre” (GD chicos 13-14 MB)
- “Tuenti no es una forma de hacer amigos… así, hacer amigos por hacer amigos, pues no “ (GD chicos 15-16 MB)
El amigo, de verdad, es precisamente con el que se tiene una relación privada, y no pública. El que no publicita la relación (no cuenta tus cosas). Y, junto a ello, la espectacularización de los enfrentamientos que se dan en la red. La escenificación de un conflicto entre “gallitos”: “el me ha puesto cuatro cosas, pues yo le pondría otras cuatro” (GD chicos 13-14 MB), sirve de ejemplo como el conjunto, la gran mayoría, adopta el papel de espectadores.
Una espectacularización que se incrusta en las estructuras subjetivas. Un proceso por el que el yo se convierte en espectáculo, en actor. Por ello, se asume que los otros son también espectáculo cuando envían sus mensajes en las redes sociales. Esto nos lleva a la constatación de las redes sociales como espacio público, como parte del espacio público. Lo privado, sale de las redes sociales: “Con las amigas, amigas, se habla por teléfono” (GD chicas 13-14 MB). Es más, transgrediría las normas éticas hacer público –en las redes sociales- lo que debe comunicarse en privado: “Es mejor dejar a una chica cara a cara que por el tuenti“ (GD chicos 15-16 MA). Es más un espacio de la ostentación –lo que incluye las propias “peleas entre gallitos”- que de implicación, ya sea de implicación privada (amigos, novios), ya sea de implicación pública.
La relación –entre sujetos- que se establece a través de las redes sociales toma rasgos específicos. Es una relación de escaparate, de la vitrine, de Baudrillard (1969), de transparencia opaca: “son para todos un test de adpatación continua, un test de proyección dirigida y de integración". Es tanto:
- Exposición oculta
- Que la gente sepa que no eres un friki, que estás en fiestas, que no estás todo el día en casa (Chicos 13-14 MA)
- Ocultación expuesta
- Cuando alguien no está “es un chico marginado“
Hay que estar, con un fuerte carácter normativo, para que te vean que estás. Pero se está fundamentalmente como audiencia, como indican los siguientes rasgos:
- La espectacularización del yo, el mira mi foto que guay soy (GD chicos 15-16 MB) y la fiesta. Se busca reacción, Se ponen fotos para que sean comentadas (GD chicas 15-16 MB),
- Lo que se comunica se comunica porque el otro/los otros no están presentes. La no presencia estructura la comunicación en la red social, como ocurre con la comunicación mediada cuyo pivote es la audiencia:
- Comunicación de los no tímidos
- Comunicación de los que no te hablan en la calle: “habla mucho contigo en el tuenti y luego, en persona, nada”
- Comunicación para decir cosas que no te atreverías a decir cara a cara (“si no estás cara a cara le puedes decir muchas cosas… le echas más huevos” (GD chicas MB)
Comunicación a un “receptor” difuso
- Es una audiencia desconocida: “no lo sabes….” (GD chicas 13-14 MB), “lo puede ver cualquiera” (GD chicas 13-14 MA), “No sólo hablas con tus amigos, vas contando cosas a gente que no conoces… de vista” (GD chicas 13-14 MB),
- “para subir fotos […] las puede ver todo el mundo… y las comenta” (GD chicas 15-16 MB): situarse como objeto de deseo del otro difuso. El otro difuso: la audiencia.
- El atractivo de ser audiencia, Esa cosa de ver las fotos de los otros y que no sepa que las estás viendo (GD chicos 15-16 MB)
- El atractivo de que haya una audiencia desconocida, “Mola que tengas ahí tus fotos colgadas y no sepas quién las ve “ (GD chicos 15-16 MB)
- “Es la gracia del tuenti. Si sólo usáramos lo privado, pues para eso está el Messenger “ (GD chicas 15-16 MA)
Conclusiones
James Curran (1998) pone en evidencia que lo que en buena parte separa a las teorías de la sociología de la comunicación en particular y de la comunicación en general es la concepción de la audiencia. Cabe añadir que esto es así porque se trata de una concepción imaginada, de un ente imaginario y, por lo tanto, flexible. Ahora bien, la conversión de la recepción del sistema de comunicación mediada institucionalmente de audiencia a una especie de actor activo, políticamente implicado y, sobre todo, participativo, parece ser algo más que una variación añadida a las concepciones de la audiencia. Se plantea como opuesta a la misma. Sobre tal oposición, que constituye una estructura ideológica, se ha desarrollado una inicial reflexión.
En cuanto la participación aparece vinculada a los nuevos medios de comunicación, como las redes sociales, se ha llevado a cabo un análisis de los discursos producidos sobre su uso por grupos de jóvenes usuarios. Pues bien, el resultado de este análisis pone de manifiesto que la relación que tienen con el medio tales usuarios se parece más a la concebida como audiencia que a la de un sujeto activo y políticamente participativo. Lo que cambia no parece ser tanto las formas de recepción y uso –como tal audiencia- sino los protagonistas de los mensajes, que ya no son distantes desconocidos sino ese nuevo actor mediático que se denomina “amigo” (en la red, por supuesto). De esta manera, puede concluirse que lo que se consume son los amigos y, a su vez, los amigos nos consumen como espectáculo.
Además de este comportamiento como audiencia, en los últimos fragmentos discursivos presentados surge algo más: el placer por ser audiencia. Si cabe, las redes sociales dan un paso más en ese camino de constituir a la sociedad en una pantalla total (Baudrillard, 2000): sin transcendencia, transparente, en la que todos nos exponemos para ver la exposición de los otros.
REFERENCIAS
Baudrillard, Jean (1969). El sistema de los objetos, México: Siglo XXI
Baudrillard, Jean (2000. Pantalla total, Barcelona: Anagrama.
Bauman, Zygmunt (2008). Vida de consumo, Madrid: Fondo de Cultura Económica.
Berlanga, I. (2012). “Las redes sociales on line. Nuevas ágoras de la democracia posmoderna”, Telos, 92, pp.118-126.
Callejo, Javier (2001). Investigar las audiencias, Barcelona. Paidós
Callejo, Javier y Viedma, Antonio (2005). Proyectos y estrategias de investigación social, Madrid: McGraw-Hill.
Castells, Manuel (2000). La era de la información, vol.1 La sociedad red, Madrid: Alianza.
Castells, Manuel (2012). Redes de indignación y esperanza, Madrid: Alianza.
Corbetta, Piergiorgio (2003). Metodología de la investigacón social, Madrid: McGraw-Hill.
Curran, James (1998). “Repensar la comunicación de masas”(pp.187-254), en James Curran, David Morley, Valerie Walkerdine (comps) Estudios culturales y comunicación, Barcelona: Paidós.
Gamonal, A. (2004. “La retórica en Internet”, Icono 14 (3) (www.icono14.net/ojs/index.php/icono14/article/view/442)
Holton, Robert J. (2008). Global Networks, Palgrave McMillan: Londres.
Horkheimer, Max, y Adorno, Theodor W. (1974). “La industria cultural”, en VV.AA. Industria cultural y sociedad de masas, Caracas: Monte Avila Editores.
Ibáñez, Jesús (1979). Más allá de la sociología, Madrid: Siglo XXI.
Luhmann, Niklas (2010). La realidad de la comunicación masiva, Barcelona: Anthropos.
Thompson, John B. (1998). Los media y la modernidad, Barcelona: Paidós.
1 Hay notables excepciones, como las experiencias alrededor de TeleK, en Vallecas.
2 Los microdatos de la encuesta se encuentran en: http://www.ine.es/prodyser/micro_tich.htm