Comenzar a ahorrar dinero es una de las mejores decisiones personales que podemos tomar para mejorar nuestra calidad de vida y alcanzar nuestras metas financieras.
Ahorrar dinero nos permite tener un fondo de emergencia para afrontar imprevistos (colchón financiero), invertir en nuestro futuro, disfrutar de nuestros hobbies y viajes, y reducir el estrés y la ansiedad que genera vivir al día (al límite mínimo de efectivo).
Sin embargo, ahorrar dinero no es una tarea fácil. Muchas veces nos dejamos llevar por los gastos impulsivos, las ofertas tentadoras o las presiones sociales. Además, el costo de la vida cada vez es más alto (la inflación no para de aumentar) y los ingresos no siempre aumentan al mismo ritmo (según la estadística general, los precios suben a un ritmo más rápido que los aumentos salariales).
Los siguientes son algunos consejos prácticos para empezar a ahorrar dinero y así beneficiar a tu economía personal:
Establecer una meta financiera: Lo primero que debes hacer es definir para qué quieres ahorrar dinero y cuánto necesitas. Puede ser para comprar una casa, un coche, pagar una deuda, invertir o simplemente tener un colchón financiero.
Hacer un presupuesto económico: El siguiente paso es saber cuánto gastas y en qué cosas . Para ello, puedes usar una aplicación móvil o una hoja de cálculo donde anotes todos tus ingresos y egresos mensuales. No te olvides de incluir los gastos fijos (como el alquiler o la hipoteca), los variables (como la comida o el transporte) y los ocasionales (como las salidas o los regalos). Una vez que tengas claro tu flujo de efectivo, podrás identificar las áreas donde puedes recortar o eliminar gastos innecesarios.
Ahorrar una cantidad fija de dinero cada mes: Una buena forma de asegurarte de que ahorras es destinar una parte de tu sueldo (o cualquier otro tipo de ingreso) al ahorro tan pronto como lo recibes. Lo ideal es que ahorres al menos el 10% de tus ingresos (o un porcentaje menor pero ir aumentando gradualmente).
Optimizar tus gastos: Otra forma de ahorrar es reducir tus gastos sin renunciar a tu calidad de vida. Por ejemplo, puedes cambiar tus hábitos de consumo y optar por productos más económicos; aprovechar las ofertas y descuentos; comparar precios antes de comprar; usar el transporte público o la bicicleta; preparar tu propia comida o café; compartir gastos con otras personas; cancelar suscripciones o servicios que no uses; etc. Se debe tener mucho cuidado con los llamados "gastos hormiga" que por ser mínimos no llaman la atención, pero que sumados mes tras mes, hacen un hueco en el presupuesto personal.
Buscar fuentes alternativas de ingresos: Si quieres acelerar tu proceso de ahorro, puedes buscar formas de generar ingresos extra aparte de tu trabajo principal. Por ejemplo, puedes vender cosas que ya no usas; ofrecer tus habilidades o conocimientos como freelancer; participar en encuestas pagadas; crear un blog o un canal de YouTube, u otras muchas formas de obtener ingresos de forma online.
Invertir tu dinero ahorrado: Una vez que hayas acumulado un buen monto de dinero, puedes hacerlo crecer invirtiendo en algún instrumento financiero que te dé rentabilidad. Puede ser un depósito a plazo fijo, un fondo mutuo, una acción bursátil, una criptomoneda (Token, NFT) u otro tipo de activo según tu perfil de riesgo y tus objetivos a corto, mediano y largo plazo.
Revisar y ajustar tu plan de ahorro: No basta con ahorrar una vez, sino que debes hacerlo de forma constante. Además debes ir aumentando tus planes para cada vez tener metas financieras más altas.