En la siguiente entrada publico la metodología que apliqué a mi investigación sobre deontología y ética.
CAPÍTULO METODOLÓGICO
La metodología utilizada en esta investigación es cuantitativa y cualitativa, ya que, a través del análisis de contenido, en este caso las noticias relacionadas con el conflicto en Cataluña, se ha cuantificado el numero de vulneraciones cometidas, en base a los principios deontológicos de objetividad, exactitud, manipulación, fuentes y sensacionalismo. Este proceso requiere de unos pasos precisos, de unas cualidades concretas que se deben respetar (Zabaleta, 1997:187).
Los cinco componentes del análisis de contenido, según Krippendorff, son las unidades de análisis, el muestreo, el registro y la codificación, la reducción de los datos, las inferencias o deducciones, y la narración discursiva para explicar los resultados. El registro y la codificación son necesarios porque el investigador necesita transformar los textos de la muestra en representaciones analíticas trasladables a un universo de datos. Las inferencias o deducciones sirven de puente entre la descripción de los datos y su significado; y la narración discursiva de los resultados los hace comprensibles para su lectura como resultados de la investigación (Krippendorff, 1990: 83-85).
La propuesta de la metodología, como ya se ha dicho anteriormente, se basa en el análisis cuantitativo y cualitativo. Para ello, se han seleccionado todas las noticias publicadas por El Correo, Deia y Gara en relación con el conflicto territorial de Cataluña, entre el 8 y el 14 de septiembre del año 2017, 119 en total. Estas fechas han sido seleccionadas debido a que se sitúan tres días antes y tres días después de la Diada celebrada en Cataluña, incluido el propio día de la celebración. Este periodo de tiempo concreto supone un elemento clave para la investigación, ya que se trata de la Diada previa al referéndum del 1 de octubre de 2017 en Cataluña, el cual marcó un punto de inflexión en el conflicto. A partir de ahí, las piezas informativas se han sometido al análisis cualitativo y cuantitativo a través de cinco principios éticos y deontológicos del periodismo: la objetividad y la imparcialidad, la exactitud y precisión, la no manipulación o tergiversación, la correcta identificación de las fuentes y el no llevar a cabo prácticas sensacionalistas o amarillistas. Por otro lado, cabe destacar que se han seleccionado únicamente las noticias, debido a que se trata del género periodístico con mayor vocación informativa y, por lo tanto, se han desechado otros géneros como columnas, editoriales, reportajes o crónicas ya que sus respectivos autores pueden incurrir en interpretaciones o valoraciones personales u opiniones. Mediante la identificación de los principios vulnerados en las 118 piezas informativas en el conjunto de periódicos pretende alcanzar los objetivos establecidos previamente, y comprobar si las hipótesis formuladas son confirmadas o refutadas por los resultados finales de la investigación.
En cuanto a la determinación de si un código deontológico es vulnerado o no, se han tenido en cuenta los principios establecidos a tres niveles: internacional, nacional y, si se diera el caso, el libro de estilo y estatuto de redacción del medio. En el marco internacional, se ha consultado el Código Internacional de la Ética Periodística de UNESCO y el Código de la Federación Internacional de Periodistas. Por su parte, el ámbito nacional, se fundamenta en el Código Deontológico de FAPE y la Declaración de Principios de la Profesión Periodística en Cataluña del Colegio de Periodistas de Cataluña, debido a que el Colegio de Periodistas del País Vasco remite su código deontológico al de FAPE y el CPC. Finalmente, a nivel de medios de comunicación, en el caso de El Correo, solo se ha tenido en cuenta el Libro de estilo del Grupo Vocento, grupo mediático al que pertenece El Correo.
Principios deontológicos
De cara a analizar la muestra escogida, los principios periodísticos seleccionados para investigar su cumplimiento o su vulneración en las piezas informativas correspondientes son los siguientes: la objetividad con respecto a las informaciones emitidas, el deber de ofrecer datos y contenidos exactos y precisos, el compromiso de no manipular ni tergiversar el contenido, la obligación de citar correctamente las fuentes de información y, finalmente, el principio periodístico de no utilizar el sensacionalismo o amarillismo en los contenidos publicados.
La selección de los principios éticos indicados responde a dos criterios: su relevancia para obtener una información veraz y acorde a los hechos, y su destacada presencia en los códigos periodísticos. Son principios que, a menudo, se vulneran por los profesionales de la información, tal y como respaldan las continuas denuncias y alertas emitidas por la Comisión de Quejas y Deontología de FAPE o FIP a través de declaraciones oficiales publicadas en sus respectivas páginas web (Web corporativa FAPE, 2019).
Objetividad/Imparcialidad
De cara al análisis llevado a cabo en esta investigación, se entiende el concepto de objetividad e imparcialidad como el deber ético del periodista a informar de una manera responsable sobre una realidad objetiva. Es decir, tal y como se recoge en los Principios Internacionales de Ética Profesional en el Periodismo de UNESCO, se debe informar “mediante una exposición responsable de los hechos en su debido contexto, destacando sus vinculaciones esenciales y sin causar distorsiones.” Con el objetivo de “ofrecer al público un material adecuado que le permita hacerse una idea precisa y global” de los acontecimientos (UNESCO, 1983).
Además, cabe destacar que también se ha tenido en cuenta el concepto de objetividad como ideal periodístico de la misma manera que en el artículo publicado en la Revista Latina de Comunicación Social por la Dra. Mª Rosa Berganza Conde y los licenciados Martín Oller Alonso y Katrin Meier, en el que haciendo referencia al libro publicado por Donsbach y Patterson, se define este principio periodístico como “el primer objetivo en la información dentro de la cultura periodística en las democracias occidentales, a pesar de las diferencias (Berganza; Oller; Meier, 2010: 488-502).
Exactitud/Precisión
El concepto de exactitud y precisión es considerado un elemento esencial que se enmarca dentro del deber del periodista a informar de una forma clara y precisa, lo cual hace que la información sea de calidad e interés general. En la realización de este trabajo, se ha entendido como vulneración del principio de exactitud, la publicación de informaciones, estadísticas, datos o contextos poco precisos o inexactos.
Según publica el proyecto ACE, también conocido como Red de Conocimiento Electoral, en la sección de Elecciones y Medios de Comunicación de su enciclopedia online, “el requerimiento de exactitud significa que los periodistas informen de una manera exacta, que den números y que informen de manera exacta, etc” (ACE, 2018). Es evidente los medios de comunicación siempre competirán por obtener rápidamente la noticia o el relato. Sin embargo, existe la responsabilidad ética de no sólo ser rápido, sino preciso, o al menos lo más preciso posible de acuerdo a las circunstancias.
Manipulación/Tergiversación
La Federación de Asociaciones de Periodistas de España, también conocida como FAPE, publicó de forma oficial un Manifiesto en Defensa del Periodismo en el que destacaban que “la libertad de información se debilita cuando el periodismo se convierte en una fuente de manipulación”. Esto se debe a que manipular o tergiversar de forma consciente una realidad objetiva supone un ataque directo contra el principio básico del periodismo: la veracidad. En este trabajo se ha entendido como manipulación o tergiversación aquellos datos o informaciones que tras ser contrastadas no se ajustan a la realidad objetiva (Código Deontológico FAPE, 2017).
En el caso de la manipulación periodística, en España existen numerosas conductas registradas y condenadas por asociaciones y sindicatos. Por poner un ejemplo, en el año 2018 el Consejo de Informativos de TVE dio a conocer una serie de informes10 sobre malas prácticas profesionales en los informativos y programas de actualidad de la televisión pública estatal durante el segundo trimestre de ese mismo año. Cabe destacar que fue el último trimestre de José Antonio Sánchez como presidente de RTVE y de José Antonio Álvarez Gundín como director de los servicios informativos de TVE debido al resultado del informe y las presiones de entidades como por ejemplo la Federación de Sindicatos de Periodistas (Informes RTVE, 2018).
Identificación de fuentes
A lo largo de este trabajo se ha entendido el concepto de identificación de fuentes como el deber del periodista de citarla en una información, siempre que no sea de primera mano, estemos ante una fuente que se debe proteger o mantener su anonimato. Por otro lado, también se ha tenido en cuenta que el periodista puede acogerse a su derecho de no revelar sus fuentes, ya sea debido a su confidencialidad o al anonimato de la fuente, ya que suelen ser personas que informan de algún hecho de interés periodístico, pero que desean hacerlo sin darse a conocer.
Sin embargo, la citación de las fuentes periodísticas y la muestra de cuál ha sido la vía del periodista de cara a obtener una información es considerado un principio ético social de la práctica profesional del periodismo. Tal y como recoge el libro La calidad de los medios y el uso de fuentes periodísticas de la prensa local en España, el acto más sincero y en el que no se subestime la inteligencia de los lectores es que los periodistas revelen a sus lectores las fuentes y las formas que han empleado para llegar a los datos que les muestran. Sin embargo, en las nuevas tendencias se aprecia cómo el exceso de información hace que esto sea una ardua tarea, lo que está suponiendo un grave riesgo para la credibilidad (Rodríguez, González, Rojas, García, 2015: 86-87).
Sensacionalismo/Amarillismo
Finalmente, en lo referente al principio ético del periodismo de desechar cualquier práctica sensacionalista o amarillista, cabe destacar que se ha entendido como sensacionalismo aquellas actuaciones llevadas a cabo en piezas informativas, frases puntuales o palabras clave mediante las que el objetivo del periodista es la interpelación directa a los sentimientos, ideologías y principios más arraigados del lector.
Según el criterio establecido en este trabajo, se define el sensacionalismo como la búsqueda de causar sensación a través del lenguaje, las formas o los términos utilizados a lo largo de las informaciones publicadas en los medios analizados. Desde un punto de vista ético, el periodista debe evitar cualquier tipo de interpelación con los lectores mediante este tipo de conductas.
Tal y como se afirma en el artículo Moda, sensacionalismo y agenda setting publicado en la Revista Latina de Comunicación Social, “los medios amarillistas españoles establecen sus agendas basándose en la moda, el sensacionalismo y la inercia” (Medina Hernández, Ileana, 1999). Esto hace referencia a que los consumidores de prensa sensacionalista no pagan por estar correctamente informados sino por entretenerse y satisfacer una serie de necesidades personales. Por su parte, la Real Academia de la Lengua Española define el sensacionalismo como una “tendencia a producir sensación, emoción o impresión a través de noticias, sucesos, etcétera” (Diccionario online de la Real Academia Española, 2019).