Procesos básicos de la pedagogía para nuestra mejora social.
La necesidad de referentes favorece el abuso y la acción de reproducir patrones, todo lo que no es tradición es plagio. Nos encontramos en un momento muy totalitarista al definir nuestro ser, gracias a las necesidades de atribuirnos a los demás. Se puede ser, se puede estar y se puede parecer, aunque en la línea de valores esta trilogía se debe consensuar.
Nuestra evolución y supervivencia personal, se basa en mirar hacia uno mismo, pero no se valora el trabajo individual con criterio propio, ahí hay un fallo de moralidad, y este elemento constituye una huella social difícil de solucionar a lo largo de la historia.
Hace poco leí a Boaventura de Sousa Santos, argumentando que esta pandemia, identificada con el virus, al que le achacaba una responsabilidad pedagógica y cruel, esta intentando transmitir algo. No lo discrepo, pero considero que esa falta de pedagogía o exceso según él, no debe vincularse hacia lo individual, desde mi perspectiva el elemento clave para la mejora se enlaza con un asunto más social que pedagógico.
Quizá nos estemos enfrentando a una crisis más social que sanitaria, la pedagogía es una herramienta, una técnica para la mejora, aunque el engranaje donde se debe utilizar es en el ámbito social. Me atrevería a decir que este echo ya se sabe, pero cuesta ser reconocido desde las estructuras sociales, siempre las necesidades pedagógicas se vinculan a lo individual, es más sencillo.
En muchas ocasiones los que más ofrecen son los más vulnerables, eso es el elemento simbólico de los personal, el jerárquico no me interesa y jamás lo ofreceré valor.
Aprender de la nada:
Seguramente nos hayamos preguntado durante algún segmento de nuestra existencia, en qué consiste el proceso de aprendizaje. Me atrevo a decirte que el aprendizajes es un proceso de creación autónomo que se produce cuando asumimos la responsabilidad de construirlo desde nuestro inexperiencia.
COHERENCIA + HONESTIDAD = RESPONSABILIDAD
Nunca he valorado un aprendizaje basado en modelos, con lo que los descarto desde aquí, ya que limita la libertad individual y desde mi visión obstruye una muy necesaria capacidad de mejora desde el criterio propio, que desde mi visión es el más apropiado, ya que permite desarrollar la mente colectiva basada en la inteligencia y no en la conducta. En un mundo en el que la empatía desaparece en nebulosas difusas, es más necesario que nunca.
En ocasiones se observa como el aprendiz se desespera ante un aprendizaje libre, inevitablemente se me viene a la cabeza el sistema de sometimiento en el que vivimos y me embarga una sensación de ser yo el nuevo agente para jugar ese rol.
La creación desde la nada requiere de procesos abstractos que a medida que los ejercitas comienzas a afinar tu psicomotricidad. La nada tiene sus reglas como el todo, requiere de mucho estudio, investigación, acción y no acción, pero sobre todo requiere de mucha confianza para comenzar a ver lo que hasta ahora es invisible a tus ojos.
En algún momento de mis situación actual he sido tachado de negativista pero, ¿conoces a alguna persona que siga creyendo en el desarrollo de las personas desde una perspectiva constructiva e individualista?, es decir, pese a todo sigo creyendo en el desarrollo humano basado en una relación de aprendizaje colaborativo, en el que todos crecen sin damnificados, y por supuesto manteniendo integra la dignidad de todos a los integrantes del proceso. En ocasiones se nos olvida que somos seres conscientes.
La formación desde la nada, transforma, como toda cambio consciente en la vida, produce liberación, desatadura y te oxigena.
Crear desde la nada requiere un acto de creencia en lo desconocido, en muchas ocasiones estos aspectos chocan con los paradigmas más tradicionalistas, profundamente asentado en nuestra sociedad y que son los que se asignan el estandarte de su sostenimiento.