Un cambio de paradigma hacia el "entorno hostil"

Perro con botas de goma para proteger la seguridad en el hogar

Hasta los animales se ven afectados por una pandemia de histeria colectiva provocada con ingeniería mediática.

Los medios, cuyas dosis de pánico nos inyectamos como yonkis con nuestras jeringas multimedia para mantener el trance mediático y no desintonizar con el entorno social, nos están haciendo percibir el hábitat cotidiano como una amenaza continuada, una nueva realidad aterradora que impone nuevas necesidades para sentirse a salvo de los agentes biológicos invasivos: jabones bactericidas, complementos aislantes, cubrebocas desechables, desifectantes... Nos empujan hacia una sociedad aséptica, envuelta en látex y contaminada por biocidas, en la que los seres humanos evitan el contacto con el mundo natural por temor a que les mate una infección malintencionada.

Una nueva percepción se está instalando en nuestros subconscientes: los seres cercanos podrían haberse contagiado inconscientemente y ser portadores asintomáticos, estar en compañía ahora es arriesgado, tener amigos es un peligro mortal. El mobiliario público ahora es un foco de infección, y Los parques infantiles ahora son nidos de gérmenes asesinos.

Ofrecer la mano al saludar, ahora es una descortesía. Salir a dar un paseo, un acto de insolidaridad. Hablar a menos de un metro, una agresión manifiesta. Dar un abrazo, un intento de homicidio.

Sacar a pasear al perro podría comprometer la seguridad en el hogar, y quizás hasta nos obliguen a comprarles botitas de goma a los animales, por si pisaran un esputo u otro foco de infecciones, no vayan a extender la amenaza invisible en casa, y provocar una masacre de ancianitos en el vecindario por un descuido involuntario.

Foto y texto: Ibán P. Sánchez

[email protected]

http://tiffotos.com