El virus del Covid-19 solo es un pequeño bache en el camino de la robotización y la inteligencia artificial por el cual caminábamos hace relativamente poco. Incluso lejos de parecer que le pudiera perjudicar un poco todo esto que está ocurriendo posiblemente lo refuerce, ya sea atrayendo más inversión a los proyectos o acelerando su propia implementación.
Concretamente mi interés en esto radica en la figura del automóvil dentro de ese camino tecnológico, a expensas de que se mejoren en autonomía y seguridad los conocidos como "Vehículos de Movilidad Personal" (monociclos eléctricos, segway, hoverboards y patinetes eléctricos) y se empiecen a usar a nivel general de población, el automóvil sigue siendo el vehículo personal por excelencia del ciudadano de a pie, así lo confirma la gran industria que hay detrás, junto con todos los impuestos que tiene y sus correspondientes regulaciones.
Su compra y uso esta estrechamente relacionado con el individuo, específicamente individuos jóvenes, que ven en él un símbolo de libertad e independencia, como bien intento dejar caer en el título de este artículo, y no es para menos, tenemos ante nosotros una máquina terrestre capaz de llevarnos a donde nosotros queramos. Su sofisticación como maquina mejora cada año, con nuevas tecnologías, pero es precisamente el gran salto del carburante a la electricidad, bajo consignas de ecologismo y un mundo más verde, lo que me preocupa.
Los componentes electrónicos, junto con la electricidad obviamente, traen consigo muchas más aplicaciones prácticas que las que ofrecen los carburantes, es pues entendible que los vehículos del futuro van a ser más cómodos y más seguros en apariencia, pero también llevarán consigo una dependencia de la propia tecnología que utilizan, como puede ser la geolocalización, la señal inalámbrica, el famoso internet de las cosas (IoT)...etc. Como casi todo cambio en la vida lo que se pudiera ganar de un lado se puede perder de otro, o al menos presentar ciertas cosas bastante cuestionables.
Dejaremos atrás lo de guiarnos por viejas señales viales o por un absurdo mapa en papel para seguir las indicaciones de la máquina, la monitorización de la misma será llevada a cabo por la marca privada de ese vehiculo en particular o en su defecto por algún organismo público habilitado para ello. Se habla también de mecanismos automáticos que valoren si el conductor está libre de drogas en el momento de conducirlo, porque de lo contrario el coche no arrancara, esto puede en cierta forma extrapolarse a otros ámbitos de uso, por ejemplo, supongamos que por X razones no pueda pagar unas facturas, o que tenga ciertos problemas con alguna administración pública, que al fin y al cabo tienen el monopolio de la ley, pues bien, de manera telemática se podrá inhabilitar el uso del vehículo hasta que usted solvente todos sus "trámites pendientes". Podemos ir más allá, si por cualquier circunstancia, ya sea un evento, huelga, obras...etc, una calle queda cortada, no hará falta poner vallas o a un agente, puesto que el vehículo será incapaz de pasar por allí, no se preocupe por si alguna vez se ha metido por donde no debería, ahora lo programaran telemáticamente por usted, y en el caso de que cometa alguna ilegalidad, bien podría el propio vehículo llevarle automáticamente a la comisaría más cercana.
Las aplicaciones de la tecnología en el vehículo como ya he dicho son muchísimas, a esta "nueva normalidad" que se va a convertir el automóvil en cuanto a funciones hay que sumarle como va a ser su diseño, autonomía y obsolescencia programada, para poder comparar esa amortización con los actuales "amigos" de la combustión. Y de hecho no me molesta llamar "amigo" al vehículo actual por combustión, dándole así una imagen humana y cercana, pues como los humanos actuales, parece ser, que ellos como nosotros, estamos cambiando libertad por seguridad, y puede que no tengamos ni lo uno ni lo otro.
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