El aerogami es una excelente actividad para aliviar los días de confinamiento durante la cuarentena por alarma de coronavirus. Se trata de una actividad accesible para todos los bolsillos y muy fácil de practicar. Cualquiera puede plegar papel o aprender a hacer los primeros pliegues perfectos en menos de diez minutos.
Además de las propiedades terapéuticas del origami (estimula la memoria, el aparato motor y el tacto, y tiene un poderoso efecto anti estrés), el arte de fabricar y hacer volar aviones de papel tiene el añadido de estar experimentando con un laboratorio de física aerodinámica portátil. Practicar el aerogami también estimula la percepción visual del espacio tridimensional real, y, para los que trabajamos con ordenadores, descansan los ojos de estar mirando una pantalla plana durante horas.
Que un avión de papel vuele bonito no depende sólo del diseño del modelo. Una vez terminado el plegado, hay que ajustar el artefacto para que vuele como uno desee, en línea recta, planeando o haciendo acrobacias trepidantes. Hay que hacer una sesión de testeo, que es donde empieza el juego, lo que implica investigar mediante el clásico método científico del ensayo y el error: al lanzar el avión se debe observar con atención cómo interacciona con las fuerzas aerodinámicas para poder calcular los cambios que habrá que ajustarle. Todo ese proceso hace que nuestro cerebro se esfuerce imaginando cómo el avión se abre camino entre las turbulencias por las que dibuja su trayectoria, y qué se debe modificar para reducir o ponderar el efecto del rozamiento.
Si gira demasiado en una dirección, habrá que ajustar uno de los elevadores. Si cae demasiado en picado, habrá que levantar ambos elevadores. Si bascula al volar y cae en barrena, revisaremos los estabilizadores... Se recoge el avión de donde haya caído, se repasan los pliegues para devolverle la forma, se le aplican los ajustes y se vuelve testear.
Es un juguete ideal para el interior del hogar. Se puede volar por los pasillos, en la habitación, en el salón de la casa y en la escalera del portal sin miedo a tirar un cuadro o romper una figura de yeso. En la cocina, un avión de papel al vuelo podría aterrizar en la sartén mientras fríe el filete, o sumergirse en el puchero del guiso. Puedo recomendar jugar en toda la casa menos en la cocina y en el cuarto de baño, si está ocupado.
El que tenga gato, pasará buenos ratos tratando de acertarle. El que tenga perro, podrá jugar a ver quién recoge antes el avión. Más le vale ser rápido, o el juguete será devuelto envuelto en babas y arrugado.
Además de los aportes terapéuticos propios del origami, y los aportes intelectuales de estar experimentando con un laboratorio de aerodinámica portátil, el usuario apreciará, a partir del tercer o cuarto lanzamiento, que el aerogami bien se puede incluir en los listados de actividades físicas, ya que exige cierto estado de forma para poder soportar las flexiones de cadera y piernas cada vez que se recoge el avión del suelo, y los metros que, a lo tonto, pasea el jugador persiguiendo el dichoso juguete, que suele aterrizar a capricho donde uno menos lo esperaría. Por lo que le podemos sumar otro aporte positivo para la salud del usuario, ya que practicar estos ejercicios con un correcto cuidado de la higiene postural favorece la circulación de la sangre. Después de pasar un rato practicando el aerogami, se habrá oxigenado el organismo sin apenas haber notado el ejercicio.
El aerogami es un juegos que se practica pacíficamente en armonía con otros participantes con los que se comparte conocimientos como secuencias para plegar nuevos modelos o trucos para lanzar mejor. También se puede competir con otros vecinos para aderezar los encuentros en la fachada de los aplausos de las 20h, a ver quién lo vuela más tiempo, el que lo vuele más lejos, el que vuele más bonito, o el de mejor puntería para colar el avión por la ventana de la cocina del de enfrente, a ver quién lo hunde en el puchero sin que el vecino se percate...
Por si fuera poco todos los aportes positivos que he señalado en este texto sobre jugar con aviones de tecnología origami, también se puede aprovechar su potencial como herramienta de comunicación. Basta con escribir un mensaje o hacer un dibujo en su estructura para que la carga intelectual detone en el cerebro del incauto que recoja el artefacto, que tendrá que observarlo en detalle antes de aplicar los ajustes requeridos para lanzar de nuevo el aerodino y que vuele con eficacia. Pruebe a escribir o dibujar una descortesía en su avión de papel antes de lanzárselo al vecino, y verá qué pronto le cambia la cara al recogerlo.
Sobre el origen del aerogami:
Reportajes sobre aerogami:
http://tiffotos.com/aviones-papel/
Aerogami de competición:
http://tiffotos.com/aviones-papel/aviones-competicion.html
Grupo en Facebook para amantes del aerogami
En el libro "Aerogamier, artista del plegado de aviones de papel" narro mi experiencia personal al hacer uso del aerogami como herramienta de comunicación para publicitar convocatorias de eventos, propuestas intelectuales, y hasta practicar el aRtivismo, al usar los aviones de papel como un arma de comunicación masiva.
Aerogamier, artista del plegado de aviones de papel
http://tiffotos.com/aviones-papel/aerogamier-artista.html
Fotos y texto: Ibán P. Sánchez
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